Las reminiscencias de un pasado glorioso que regresa para invocar el despertar en el continente, guía Sueños de Jade, el décimo trabajo de estudio de la banda nacional Alux Nahual, lanzado el pasado jueves.
Camino compartido
Integrado por 14 temas, comienza con un homenaje de Ranferí Aguilar (guitarra) al mayor aporte literario del territorio americano de habla hispana: el realismo mágico. Juan Rulfo y Miguel Ángel Asturias, entre otros, surgen en las notas de Macondos, un tema que permite “sentirse orgullosos” de ser latinoamericanos, según el autor. El músico además colabora con Camino para atrás, basada en un poema de Humberto Ak’Abal; y Mi alma tiene sed (y no sé dónde buscar), de contundentes riffs.
“Este no es mi lugar…”, susurro en cakchiquel de Sara Curruchich, voz privilegiada de San Juan Comalapa, Chimaltenango, surge en el inicio de la canción 1.9 ANK. Inspiración del baterista Vinicio Molina (ex Sophia), el más joven del grupo, narra la experiencia de un “abducido” que de regreso en la Tierra se convierte en “guía espiritual”. La otra composición de Molina es Sin título, que cierra el disco.
Mi primera luz, es el primer sencillo, elaborado por Álvaro Aguilar (voz). Oda al amor valiente, la melodía se ha ubicado en la preferencia del público nacional y resalta la vena romántica del conjunto. Como una joya cerca de ser totalmente pulida, Sueños de Jade, clama por “una era de justicia y paz” en el continente. La fuerza que imprime el verde, el color de la esperanza, motivó para incluir en una versión alterna del tema, a las voces de Edgar Oceransky, de México y Pamela Robín de El Salvador, así como a Juca Novales de Brasil y Troi Alvarado de Ecuador. El líder del clan Aguilar, cierra su aporte con El león, metáfora de la contemplación de un anhelo.
En el fervor de las manifestaciones del año pasado, Fuera! se incluyó en el álbum como una aportación de Plubio (bajo), hermano de Álvaro, que quiso reflejar la “revolución” inédita que vivió el país. Por su parte, en el Tríptico para una despedida, con Acá, Nada y Soluna, el chelista Paulo Alvarado plasma una historia de desencuentro con las voces de Álvaro y Ranferí. La flauta de Óscar Conde, tiene su momento en Ruge la montaña y Convócame, sobre la conflictividad en la minería y un aviso para asumir nuevos retos, respectivamente.
De exportación
Según los Aluxes, la finalidad era crear un disco para “competir internacionalmente”, proceso que comenzó en febrero de 2015. Destaca la grabación de la batería en el Centro Cultural Roberto Cantoral en México, cuya acústica permitió registrar una calidad superior del instrumento.
Steve Sykes, quien ha trabajado con Thalía y Enrique Iglesias, entre otros, se encargó de mezclar el disco y Steve Corrao de la masterización.
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