Son más cómodas que millones de viviendas de chapines.
En ocasiones nos acostumbramos tanto a simplemente criticar por criticar, que no nos damos cuenta que nos convertimos en parte del problema, y los comentarios negativos que expresamos por el simple acto de poder hacerlos, nos convierten entonces, en cómplices muchas veces afectándonos de forma personal; y por qué no decirlo, incluso a nuestros hijos o nietos.
Qué pasa si ponemos un ejemplo clásico: hace algunos años, un amigo me comentaba que detestaba las condiciones tan malas de las calles de la capital, al circular sobre el periférico, que ya parecía una calle de terracería, los vehículos sufrían serios daños en el tren delantero y esto ocasionaba que todo el automotor se aflojara con el tiempo convirtiéndolo en una verdadera cafetera.
Allí fue que comprendí por qué las autoridades de la municipalidad no hacían nada por arreglar ese tramo vial; decían no contar con recursos, segundo, esperaban un año electoral para hacer la obra y repetir en el cargo, pero lo peor fue darme cuenta de que no lo hacían, pues para empezar los grandes encargados jamás pasaban por un área tan populosa como el periférico y, además, los automóviles en los que se transportaban eran de último modelo con los shocks en perfectas condiciones. Pero cuál es la diferencia, si estoy criticando, pues lo que hice desde entonces fue no votar por los mismos, pero paradójicamente una buena cantidad de ciudadanos continúan haciéndolo, posiblemente porque ellos al igual que las autoridades se transportan en camionetas tipo agrícola que de agrícolas solo tienen el nombre, pues al abordar una de estas son más cómodas que millones de viviendas de chapines trabajadores.
Entonces al pasar por nuestras lunáticas calles ni se dan cuenta de las condiciones en las que se encuentran, pero no es culpa de quien tiene las posibilidades económicas, sino de quien no las tiene y sigue haciendo lo mismo esperando conseguir nuevas oportunidades de desarrollo. Un viejo amigo, que en paz descanse, me decía:, “no es culpa de quien paga poco, es culpa del que lo acepta y se adecúa a medio vivir”, si uno necesita más ingresos entonces tiene que trabajar más.
Pero cuando vemos la desigualdad, una persona con el salario mínimo tendría que trabajar triple turno para poder mejorar, lo cual nos deja en un país del tercer mundo sin posibilidad de desarrollo.
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