Al menos cincuenta civiles murieron en el norte de Siria, incluidos niños, durante ataques con misiles en Alepo e Idlib en contra de dos escuelas y un hospital operado por Médicos Sin Fronteras (MSF), anunció el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los bombardeos, que destruyeron por completo el edificio que albergaba al centro médico, fueron considerados “violaciones flagrantes del derecho internacional” por el jefe de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Desde Washington, Estados Unidos condenó el hecho y señaló “la brutalidad del régimen de (Bashar al) Asad” y puso “en duda la voluntad y/o la capacidad de Rusia de contribuir a detenerla”,
El portavoz del departamento de Estado, John Kirby, dijo que se realizaron “ataques aéreos en y los alrededores de Alepo contra blancos civiles inocentes, principalmente un hospital administrado por MSF y un hospital para mujeres y niños en la ciudad de Azaz”.
Por su parte, el embajador de Siria en Moscú acusó a la aviación estadounidense de haber “destruido” el sanatorio de (MSF) en la región de Idleb, rechazando las acusaciones de Washington contra el régimen sirio. “Realmente, la aviación estadounidense lo ha destruido”, aseguró Riad Haddad en una entrevista a la televisión pública rusa.
Según el diplomático sirio, las acusaciones de Estados Unidos son “una manifestación de la guerra de información que comenzó desde los primeros días del conflicto en Siria”.
El jefe de la ONU consideró que estos ataques, que golpearon particularmente un hospital operado por Médicos Sin Fronteras (MSF), “ensombrecen los compromisos del Grupo de Apoyo Internacional a Siria (ISSG, en inglés)” en la reciente reunión en Múnich, añadió Haq.
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