Salvo sendas catástrofes, el Sevilla se enfrentará al Barcelona en la final de la Copa del Rey, después de golear ayer al Celta de Vigo (4-0) en la ida de las semifinales del torneo.
El equipo andaluz fue mejor que su rival y aprovechó su juego de contragolpe para destrozarlo.
Transcurridos los primeros 10 minutos de tanteo entre ambos cuadros, el español se adueñó de la pelota y empezó a crear peligro sobre el arco vigués.
El cuadro local asediaba el arco gallego, y el gol era solo cuestión de minutos, y a punto estuvo de lograrlo con cabezazos de los franceses Thimothée Kolod-ziejczak y Steven N’Zonzi, pero el joven arquero Rubén detuvo el primero, y el balón se marchó rozando el poste en el segundo (minutos 25 y 26).
Lo falla
La mejor ocasión, no obstante, fue el penal con el cual el colegiado castigó un derribo del central Sergi Gómez a Vitolo, pero el disparo de Kevin Gameiro fue rechazado por el arquero celtiña al 29.
Cuando parecía que el partido llegaría al descanso con el empate sin tantos, el Sevilla vio recompensado su mejor juego con el primer gol, anotado por Rami de cabeza (44).
En velocidad
El Celta trató de buscar el empate en el comienzo del segundo tiempo, pero recibió dos mazazos consecutivos que lo dejaron prácticamente sin opciones en la eliminatoria.
En 2 contraataques muy parecidos, Gameiro se escapó de los centrales por velocidad. En el primero superó a Rubén con un gran disparo desde el borde del área (59), y en el segundo lo batió por debajo de las piernas (63).
Con el 3-0 y el pase a la final casi en el bolsillo, el Sevilla se dedicó a controlar la esférica, mientras que el Celta buscó a la desesperada un gol que lo metiera en la eliminatoria.
Poco después del 85, el Sevilla acabó por sentenciar la llave, en otro rápido contragolpe que Krohn-Dehli se encargó de liquidar, batiendo por bajo a Rubén.
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