Nosotros podemos, yo puedo.
La epidemia mundial de cáncer es de enormes dimensiones y se prevé que vaya en aumento.
Actualmente, en el mundo mueren 8.2 millones de personas por el cáncer, cifra que incluye 4 millones de muertes prematuras (personas en edades comprendidas entre los 30 y 69 años). Las proyecciones indican que el número de muertes por esta enfermedad en las Américas aumentará de 1.3 millones en el 2012 hasta 2.1 millones en el 2030. Un tercio de estas muertes se puede evitar y son curables si se detectan a tiempo.
Aproximadamente un 30 por ciento de las muertes por cáncer son debidas a cinco factores de riesgo: sobrepeso y obesidad, bajo consumo de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo excesivo de alcohol. Los virus de las hepatitis B (VHB) y C (VHC) y algunos tipos de Papilomavirus Virus Humano (PVH) también aumentan el riesgo de cáncer de hígado y cuello uterino, respectivamente.
En Guatemala el 33 por ciento de los cánceres diagnosticados en el hombre son de próstata, estómago e hígado y vías biliares, mientras que en las mujeres el 54 por ciento de los diagnósticos son de cérvix y mama.
Cada 4 de febrero, la Unión para el Control Internacional del Cáncer (UICC) y la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) se unen para celebrar el día mundial contra el cáncer. Este año el lema es: “Nosotros podemos. Yo puedo”.
El cáncer nos afecta a todos en algún momento de la vida, ya sea directa o indirectamente, por ello, todos podemos hacer algo para reducir el impacto de esta enfermedad en las personas, las familias y las comunidades.
La prevención es fundamental así como la detección oportuna para tratarlo con éxito. Podemos dar esperanza y apoyo a las personas que padecen esta enfermedad y a sus familiares. La OPS/OMS colabora con los Estados Miembros en las Américas para fortalecer programas integrales para el control del cáncer, la disminución de los factores de riesgo, el tamizaje, el acceso de los pacientes al diagnóstico y tratamiento adecuado y el aumento al acceso a servicios de cuidados paliativos para los pacientes terminales.
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