Renacer, es el acto de levantarse y dar otros pasos bajo nuevas circunstancias. No es casualidad que el disco de vinilo, aquel formato que actualmente ha experimentado nuevos ímpetus, y los testimonios vivos, sean los actores ideales para narrar el sismo experimentado hoy hace 40 años.
Gratitud y coraje
En 1977, la administración del expresidente Kjell Eugenio Laugerud García, decidió inmortalizar en el álbum Reconstruyendo Guatemala, que el país, aunque herido, estaba en pie.
La Marimba Estrella Caminera de la Dirección General de Caminos, fue la encargada de grabar el disco de edición limitada que atestiguó cuando “de las entrañas de la tierra”, tal como reza una carta en su contraportada, “con fuerza devastadora brotó la energía liberada por fallas geológicas”.
Ante la calamidad, “un pueblo voluntarioso y altivo (…) empuñó las herramientas para reconstruir su Patria (sic)”, aseguró en el escrito el extitular de Comunicaciones y Obras Públicas, Ricardo Arguedas, ente encargado de producir el material.
Los países solidarios en la recuperación, México, Estados Unidos, Brasil y Venezuela, entre otros, recibieron una copia, elaborado “no desde un punto de vista trágico”, sino como un “acicate para continuar trabajando con la vista hacia el futuro”, texto narrado en la introducción por la “voz del golpe”, el locutor Otto René Mansilla, designado para anunciar cuando la República se desintegraba.
Bajo la batuta del maestro Pedro Argueta Román, el conjunto grabó 9 canciones como “Bella Guatemala”, de Germán Alcántara; y “El Ave Lira” original de Luis D. Bethancourt. En el lado B, destacan “Patzún de mis recuerdos”, blues de Reginaldo Melgar; y “Chimaltenango”, inspiración de Felipe Antonio Escalante; entre otras, en honor de las poblaciones más afectadas. La recordada pintora y arquitecta nacional Magda Eunice Sánchez, fue la encargada de elaborar la portada.
Recuerdo imperecedero
Es casi imposible además, no recordar las vivencias de los guatemaltecos que experimentaron de cerca el movimiento telúrico. Tal es el caso del periodista Gustavo Villagrán, para quien el acontecimiento cambió de forma dramática a la sociedad chapina. Eran las 03:03 horas cuando el sismo de 7.5 grados en la escala de Richter sacudió gran parte del territorio. Dejó no menos de 25 mil personas fallecidas, 80 mil heridos y 1 millón de damnificados.
A las 04:00, recuerda Villagrán, Laugerud García visitó el Hospital San Juan de Dios para inspeccionar daños en el edificio y ordenar la atención de los heridos. Las jornadas lectivas fueron suspendidas reanudándose el 16 de febrero únicamente en 11 departamentos. En la capital, la Universidad Rafael Landívar, y las parroquias de La Merced, Cerrito del Carmen, y de Candelaria, fueron las edificaciones más afectadas; y las menos, el edificio de la Cámara de Industria y El Triángulo, por ser antisísmicos.
Además, instituciones públicas y privadas donaron un día de salario, como la Tipografía Nacional y el Organismo Judicial. El veterano periodista relata que en Tecpán Guatemala, Chimaltenango, completamente destruida, era necesario “caminar por los techos” de lo que habían sido viviendas. Finaliza aduciendo que de “milagro” está con vida, puesto que en un viaje en helicóptero hacia Alta Verapaz, junto al Presidente, diplomáticos y otros colegas, la aeronave se desplomó.
Según autoridades, el epicentro se registró a 5 kilómetros de Los Amates, Izabal, y la onda telúrica fue sensible incluso en el Distrito Federal de México.
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