No es el tipo de jugador al que le sirven dentro de la cancha; al contrario, quita balones, conduce los hilos de un contraataque, se “come las bandas”, encara y surte de pelotas a los delanteros para que busquen anotar.
El romance es puramente con la redonda; de vez en cuando se atreve a mandarla a dormir al fondo de las redes. Ese es el rol dentro de la cancha de Juan Barrera, futbolista de Comunicaciones, quien el domingo se apuntó con 1 tanto en la victoria 3-1 contra Cobán Imperial.
El volante nació en Ocotal, Nueva Segovia, Nicaragua; le apodan el Iluminado o Van Van, este último porque creció admirando al holandés Robin van Persie, y en las chamuscas de barrio adoptaba ese nombre.
Dice ser una “persona normal y corriente que le gusta estudiar y leer, con objetivos claros”. Tuvo que suspender su carrera de mercadólogo para llegar al balompié chapín.
En un mundo futbolístico tan competitivo y en un país en fases de desarrollo no fue fácil hacer realidad sus sueños: tuvo que superar diversas trabas y exponerse a las limitaciones.
A los 5 años migró a Costa Rica y se formó en la Liga Deportiva Alajuelense, junto al excrema Diego Estrada, recordó. Sufrió las limitaciones de los recursos económicos y posteriormente lidió con enfermedades de su hijo y su progenitor.
“Le doy gracias a Dios por darme la dicha de jugar al futbol. Tuve una infancia difícil, pero bonita. Eso ya quedó atrás, lo que importa son los logros y éxitos”, manifestó Barrera, quien también ha jugado en Venezuela, Panamá y Austria.
Su motivación
Juan, su retoño, quien nació con comunicación interventricular (orificios en la pared del corazón), motivo por lo cual el futbolista tuvo que ponerle pausa a su carrera durante cuatro meses, es su inspiración principal. La enfermedad está superada y a él fue dedicado su primer tanto vestido de blanco.
El jugador nigaragüense está comenzando a escribir su propia historia en Guatemala. Su mayor satisfacción no son las dianas, sino los triunfos del equipo. Vino para ser campeón y, como desde pequeño ha sabido sortear obstáculos, se hace a la idea de que al final del certamen levantará el cetro. “Suena como agrandado o presumido, pero es la verdad”, puntualizó.
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