Tras permanecer una semana en estado de coma, el expresidente salvadoreño Francisco Flores, de 56 años, procesado por delitos de corrupción, falleció en el centro asistencial donde estaba recluido por un derrame cerebral que lo tenía en estado de coma.
“Lamentamos el deceso y nos solidarizamos con su familia en estos momentos”, informó en su cuenta de Twitter la opositora y derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), partido al que pertenecía el ex jefe de Estado, quien gobernó entre 1999 y 2004.
La esposa del exmandatario, Lourdes de Flores, tras confirmar la noticia dijo que él decidió afrontar el proceso judicial en el que se le acusó porque estaba convencido de su inocencia, y agregó: “Él fue víctima de un ataque político que deterioró su salud”.
De Flores informó que las exequias del exgobernante se efectuarán de forma humilde, por decisión de la familia. En tanto, el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, manifestó que lamentaba de manera profunda el fallecimiento.
Detalles
El cuerpo fue trasladado ayer, bajo un fuerte dispositivo de seguridad, a una funeraria en una exclusiva zona residencial en la periferia suroeste de la capital. Hoy se oficiará una misa de cuerpo presente en la basílica La Ceiba de Guadalupe, en San Salvador.
El exgobernante permanecía hospitalizado en un sanatorio privado desde el 24 de enero, luego de sufrir una complicación cerebrovascular, y desde entonces estaba en una sala de cuidados intensivos.
El Tribunal Quinto de Sentencia que ventila su caso había ordenado que un equipo de especialistas de un hospital estatal constatara la condición de Flores, y este determinó que tenía un deterioro neurológico irreversible, por un coágulo que le produjo un edema cerebral severo de la arteria media izquierda.
El exmandatario afrontaba la Justicia acusado de malversar US $15 millones (Q114.6 millones) que fueron donados por Taiwán durante su mandato para programas sociales, fondos que no entregó a las arcas del Estado.
Legado
Flores, un par de años después de asumir como Presidente impulsó reformas a la economía salvadoreña, y la más audaz, por la cual recibió apoyo del sector empresarial y críticas de la izquierda, fue la dolarización de la economía, en enero de 2001.
Desde ese año, el billete verde pasó a desplazar al Colón, que de manera paulatina desapareció, y ahora esa moneda es un artículo de colección.
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