El año actual plantea nuevos derroteros para la enseñanza.
Con el inicio del año se plantea la revisión de programas y esperanzas en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Se contempla desde la división de los sectores sociales y étnicos, junto a la historia de la educación y la tecnología en esta práctica de formación. Antes se debe examinar las condiciones en que se desenvuelve el sistema que aflora con diversidad en la formación de los mentores, así como en posibilidades tecnológicas a que los educandos tienen acceso y condiciones en que se desarrollan las labores educativas.
Hay que tomar en consideración que por diversos factores hay niños que no cuentan con escritorios, otros carecen de un centro de atención, mientras que otros tienen condiciones más apropiadas para el conocimiento y estudio. Estas son las posiciones tan distantes de uno y otro sector que causan el surgimiento de educandos con visiones muy distintas en una misma sociedad.
Desde luego, esto no obliga a suspender el ejercicio de la diversidad de ocupaciones y labores, sino que todos se desenvuelven en una pérdida de identidad y valores, a lo cual se agrega el irrespeto de las etnias y el entendimiento en la comprensión mutua.
Al llegar a un grado universitario la situación varía porque cada uno hace el mejor esfuerzo por alcanzar el mejor lugar en una competencia profesional, algunos lo hacen desde una perspectiva tecnológica, otros desde el pensamiento humanístico, y algunos tratan de alcanzar la excelencia en nuevas carreras técnicas muchas veces con poco o ningún lugar en el mercado laboral. En este marco de incomprensiones, esperanzas o infortunios se desarrolla la carrera docente que alcanza posiciones de seguridad en un plano universitario oficial, luego en los centros escolares nacionales donde una vez se adquiere un lugar para desenvolver una carrera, se tenga o no el total sustento académico que demuestre por qué se encuentra en este lugar.
Algunos sopesando familiaridad o amistad se unen a espacios privados, donde prevalece una camaradería y no precisamente la capacidad. Poco son los casos donde la evaluación rígida y adecuada puede mostrar la capacidad de quienes imparten la enseñanza, mientras que algunos centros aprovechan la coyuntura y contratan a personal con necesidades con poco sueldo y deterioran la condición del maestro.
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