Dentro de una autoevaluación concluya sobre qué ha hecho para convertirse en un alfarero de una nueva vida.
Las cifras de deserción escolar que informó el exministro de Educación, aparte de ser preocupantes también deben exhortar a la reflexión, porque todo ese caudal infantil que deja la escuela a la mitad del ciclo ¿a dónde va a parar? Y no hace falta una respuesta pensada, porque diariamente se nos dan a conocer casos de sicariato infantil; sobre todo el análisis debe provenir del maestro para que dentro de una autoevaluación concluya sobre qué ha hecho para convertirse en un alfarero de una nueva vida, y dónde está el producto de su dedicación.
La delincuencia recluta a esos pequeños ya sea para pedir dinero o vender golosinas en los buses o aquellos que trabajan porque también son parte de una explotación familiar que no se toma en cuenta en las estadísticas. De la existencia de juegos en horas de estudio o en los largos períodos de holganza, porque el maestro no asume su responsabilidad o está presente en marchas de protesta. El ciclo escolar se inició. Los185 días de clases no son suficientes para cumplir un programa de estudios, mucho menos para inculcar valores a estómagos vacíos; a esta escasez de tiempo agreguemos los descansos, las ausencias del mentor, las interminables refacciones en la hora del recreo y por supuesto las tertulias que abren el espacio de desatención del niño en el patio donde es víctima del acoso de sus compañeros.
La enseñanza necesita una reingeniería, el maestro una nueva actitud, y el Estado debe proveer lo necesario para suplir la falta de alimento en la casa. Hay que crear fuentes de trabajo con inversiones privadas de adentro y de afuera, pero que se tenga la seguridad de la inversión en una vida normal, segura y pacífica del país.
Hoy ya no se da clase de moral y ética en las aulas. Hoy no hay enseñanza de valores morales ni espirituales. Dar buenos días, con permiso, darle el lugar a un anciano, un gracias, un por favor, son cosas del pasado. La deserción es también causa de malas juntas, por eso dice la Biblia “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita”. La deserción no es solo por decisión del niño sino por falta de estimulación de un hogar integrado y un maestro que le ponga atención.
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