Frijoles, garbanzos, arvejas y lentejas nutritivas para un futuro sostenible.
La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó 2016 como el Año Internacional de las Legumbres y ha sido la misma ONU que ha solicitado a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la facilitación de las celebraciones en colaboración con gobiernos y otras organizaciones.
Durante este año, la ONU, por medio de la FAO coordinará actividades para informar y sensibilizar a la opinión pública sobre las ventajas nutricionales de las legumbres como parte de una producción de alimentos sostenible, encaminada a lograr la seguridad alimentaria y nutricional.
No es casualidad que las legumbres constituyan por lo menos el 75 por ciento de la dieta en países en desarrollo. Son accesibles económicamente y contribuyen a la seguridad alimentaria en todos los niveles de la nutrición.
Las legumbres son una excelente opción de proteínas. Se considera que de 20 a 25 por ciento de su peso contienen estas moléculas, el doble que el trigo y el triple que el arroz. Son ricas en nutrientes, bajo contenido en grasa y no tienen colesterol.
En Guatemala, la legumbre de consumo y producción por excelencia es el frijol negro. La importancia de este cultivo es evidente. Una familia guatemalteca (de 6 miembros) consume anualmente un promedio de 7 quintales de frijol negro. En el país, se produjeron aproximadamente 5 millones 181 mil 500 quintales del grano durante la temporada 2014-2015, en 250 mil 810 hectáreas cultivadas.
En cuanto a su relación con el cambio climático, las legumbres fomentan la agricultura sostenible y contribuyen a la mitigación y adaptación a ese fenómeno derivado de los gases de efecto invernadero. Las leguminosas promueven el suelo sano y la biodiversidad.
Además, la producción de legumbres requiere menos agua que la producción de otro tipo de proteínas. Por ejemplo, para producir un kilogramo de guisantes (arvejas) se necesitan 50 litros de agua. Mientras que para producir la misma cantidad de pollo se necesitan unos 4 mil 300 litros; 5 mil 500 para producir carne de cordero y 13 mil del vital líquido para obtener un kilogramo de carne vacuna. En ese sentido, las legumbres son realmente eficientes en el uso del agua.
Este es un año de oportunidades para fomentar conexiones a lo largo de toda la cadena alimentaria de las legumbres, fomentar su consumo, para realizar actividades de sensibilización e incrementar su producción. Será un año para considerar el consumo y producción de legumbres en el marco de un futuro sostenible.
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