El inicio de cada ciclo escolar es un acto esperanzador, en la medida en que se reconoce que la formación es el factor determinante en el desarrollo de los países. En Guatemala, el tema ha cobrado importancia y se ha ubicado entre las prioridades de todos los grupos interesados en que la nación salga adelante.
Esto se hizo evidente ayer durante la inauguración del año lectivo efectuada por el presidente Alejandro Maldonado Aguirre, el vicemandatario Juan Alfonso Fuentes Soria y el ministro de Educación, Rubén Alfonso Ramírez, quienes fueron acompañados por representantes de diferentes sectores, en una muestra patente del interés público que el asunto ha despertado.
El 15 de enero, un contingente de 150 mil 656 docentes recibirá en 35 mil 495 establecimientos a 3 millones 131 mil 947 educandos, en cada uno de los cuales el Estado deposita su confianza, materializada en inversión.
Para el efecto, el país se ha dotado de diferentes instrumentos, desde el más alto nivel de jerarquía en su organización, hasta el ordinario y operativo. El derecho a la educación está consagrado en la Constitución Política de la República y en las Leyes de Educación Nacional, Nacional de Alfabetización y de Desarrollo Social.
Además, en los Acuerdos de Paz y en diversas políticas públicas, como las de Desarrollo Social y Población, de Desarrollo Integral de las Mujeres y la Educativa.
A pesar de lo anterior, hoy se sabe con certeza, a la luz del Informe Final de Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la magnitud de los rezagos que el país enfrenta en el sistema educativo y que es imperioso que se continúe la discusión acerca de cómo mejorar su desempeño y brindarle más recursos, para que deje de ser uno de los menos dotados de Latinoamérica.
En ese sentido, es una noticia alentadora que el ciclo escolar 2016 comience bien: los textos de Matemática y Lenguaje han sido entregados, así como los recursos para la refacción escolar, ambos programas determinantes de apoyo para el proceso formativo.
Con el compromiso de las autoridades y la vigilancia ciudadana, debe lograrse que la educación pública en Guatemala siga desarrollándose efectiva y eficientemente, que amplíe su cobertura y ofreza instrucción liberadora para mejorar a la sociedad.
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