El Gobierno de México se declaró preocupado ante el riesgo de que al depreciar el yuan, China lance un ciclo de devaluaciones competitivas en el mundo con un efecto perverso sobre los mercados y otras divisas, como ya ocurre con el peso mexicano, que registra bajas históricas.
“Al moverse el yuan, inicia una preocupación en todo el mundo de que pudiéramos estar entrando en una ronda de devaluaciones competitivas (por parte de otros países), que es un fenómeno francamente perverso porque si todos los países terminan devaluando, nadie se hace más competitivo”, dijo el ministro de Hacienda (Finanzas), Luis Videgaray.
Turbulencias
Estas devaluaciones competitivas, refirió, generan turbulencias financieras, inflación y debilitan a otras divisas, como el peso mexicano que la semana pasada registró una baja histórica al cotizarse por encima de la barrera de los 18 por dólar luego de que el miércoles alcanzó los 17.80.
“Lo que está ocurriendo tiene que ver con lo que está ocurriendo en China. El tipo de cambio en México se está moviendo de cara a un fenómeno global, no es un fenómeno específico de nuestra economía”, dijo Videgaray en rueda de prensa.
Sin cambios
Además dijo que no se modificará la política cambiaria toda vez que los niveles de liquidez (en dólares) son satisfactorios, los mercados cambiarios están funcionando de manera adecuada y el mecanismo de dos subastas diarias de US $200 millones (Q1.5 millardos) cuando el peso se deprecia más de 1 por ciento cumple su objetivo de mantener el orden en la transacción de divisas.
Subastas
El Banco de México ha mantenido un sistema de subastas para apuntalar al peso apoyado en su elevado nivel de reservas internacionales, que en 2015 cerraron en 176 mil 723 millones (Q1.34 billones).
El funcionario subrayó que el peso también se ha visto impactado por la baja en los precios del petróleo, pero dijo que esa economía está preparada para enfrentar este riesgo porque ha conseguido reducir su dependencia de los ingresos petroleros por la vía fiscal, que en 2012 representaban 39 por ciento contra 19.6 por ciento en 2015.
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