viernes , 22 noviembre 2024
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Entre expectativas y realidades (Y II)

No más conciliábulos o jornadas de enclaustro para arribar a acuerdos entre protagonistas.

Ejercer el poder político en un país como Guatemala es complicado. Una oligarquía que ve a la población como un conjunto de empleados propios de una megafinca es uno de los obstáculos para gobernar democráticamente. Además, después de las jornadas de protesta desatadas por el torbellino de corrupción del régimen Pérez-Baldetti, gobernar el país lo será aún más. Palpita en expectativa la posibilidad del ejercicio ciudadano. Por lo tanto, en principio NO se podrá hacer gobierno de igual manera, es decir, con autoritarismos que en realidad esconden intereses personales, espurios y al margen de las necesidades de los enormes colectivos desamparados (6 de cada 10 guatemaltecos, según Encovi).

Un segundo elemento es el relativo a los políticos protagonistas de las escenas en el ejercicio público. Si bien el Ejecutivo podrá llevar “nuevas caras”, el principal problema no se reduce a ese aspecto. En el Congreso, por ejemplo, no se observan cambios de actitud. Esa no es expectativa, esa es una realidad a la que se enfrentarán los nuevos gobernantes y el equipo que los acompañará. ¿Cómo lo manejarán, continuarán en el mismo papel de Colom y el propio Pérez o, por el contrario, dialogarán y propondrán otras acciones?

En un tercer ámbito, los responsables del manejo del poder local estarán con las autoridades del gobierno central en tanto las cuotas correspondientes a la asignación constitucional mantengan su ritmo. Si a la precariedad tributaria le agregamos las dificultades operativas de echar a andar el presupuesto aprobado para el presente Ejercicio Fiscal, tendremos que en pocas semanas habrá un nuevo teatro de conflictividad político-social. La pregunta obligada es ¿qué se ha pensado al respecto…?

En esta y en la entrega anterior, he descrito a grandes rasgos lo que, a mi juicio, son los escenarios futuribles, con su complejidad y con sus propias limitaciones de alcance de solución. Un cuarto contexto existe para el gobierno que habrá de asumir en 10 días. El propio. Sus particulares expectativas. Un primer gran mensaje podría ser la convocatoria al Consejo Nacional de Desarrollo Urbano y Rural. Después de nombrar a los gobernadores departamentales, mediante una auténtica incorporación de la sociedad civil en cada una de las 22 jurisdicciones territoriales, ese llamado podría marcar la relación gobernantes-gobernados desde una perspectiva que no se ha empleado con anterioridad.

Si el Gobierno se quiere “desmarcar” de las prácticas de la “vieja política”, que lo haga gobernando con los ciudadanos. No más conciliábulos o jornadas de enclaustro para arribar a acuerdos entre protagonistas. Hay problemas y problemáticas. Percatémonos de todas ellas en forma abierta. Con los medios de comunicación, con los que han expresado voluntad por ver al país como un conjunto de necesidades que han de abordarse en forma general.  Allí las expectativas pueden llegar a concretarse en realidades.

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