Alejandra Amenábar
Facultad de Diseño
El desafío que enfrentamos hoy es cómo mantener el foco en las personas. La IA puede ser muy eficiente, pero siempre debe ser diseñada y aplicada de manera que se mantenga centrada en el bienestar y las necesidades de los usuarios. Esto implica que, en su implementación, la tecnología no debe reemplazar la interacción humana, sino complementarla.
Las empresas que logren combinar la eficiencia operativa con una atención al cliente cálida y empática, serán las que no solo se mantendrán competitivas, sino que también fidelizarán a sus consumidores de manera duradera.
En el ámbito nacional, también las organizaciones están comenzando a adoptar IA para mejorar sus operaciones.
A medida que las empresas adoptan soluciones tecnológicas como la IA, también deben incorporar un enfoque integral de diseño, el cual garantice que la interacción con la máquina no reemplace la capacidad de empatizar con los usuarios.
En el ámbito nacional, también las organizaciones están comenzando a adoptar IA para mejorar sus operaciones y competir en la economía global, y algunos sectores han invertido en fortalecer las áreas orientadas a la experiencia de usuarios.
Un caso ejemplificador es DART, una plataforma de teleoftalmología, desarrollada por telediagnósticos e incubada por el programa Impacta Salud del Laboratorio de Gobierno. El software utiliza un algoritmo de autoaprendizaje inteligente que compara imágenes de retina de pacientes con datos asociados a retinopatía diabética, para detectar de manera precoz y automatizada signos de ceguera por diabetes. La herramienta se ha implementado desde 2018 en las más de 200 unidades de atención primaria.
Hoy, más que nunca, es vital que las empresas y las instituciones educativas trabajemos juntas para fomentar el diseño de servicios como una disciplina que se enfoque en la optimización de procesos, y en la creación de experiencias humanas que transformen la relación entre el usuario y la tecnología.
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