Javier Otazu
Cuatro mujeres periodistas de Palestina, Guatemala, Níger y Rusia recibieron este jueves durante una gala en Nueva York los premios anuales a la libertad de prensa que entrega el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, siglas en inglés) a los profesionales que se han destacado por ejercer su labor en condiciones difíciles.
La gala fue una reivindicación de la labor de la prensa como contrapoder en todo el mundo y pilar de los sistemas democráticos, y no faltaron abundantes alusiones a los peligros que se ciernen sobre ella en los próximos años también en Estados Unidos, aunque no se pronunció el nombre del próximo presidente, Donald Trump.
No solo los regímenes políticos, sino fenómenos contemporáneos como la Inteligencia Artificial, los bulos que pueblan internet y la labor manipuladora de muchos creadores de contenido (los llamados podcasters o youtubers) también fueron citados como un peligro para la profesión porque minan la credibilidad del periodista ‘clásico’.
De entre las cuatro galardonadas, la periodista palestina Shrouq Al Aila reúne en su persona los males más graves que aquejan a la profesión: no pudo acudir a la gala porque Israel no le permitió salir de Gaza, y el medio audiovisual que dirige, Ain Media, lo ‘heredó’ de su marido, asesinado en un bombardeo israelí durante la guerra actual contra Gaza.
Shrouq tuvo que contentarse con enviar un mensaje grabado desde Gaza donde dijo que con su voz o su imagen podría transmitir muchas cosas “pero no el olor a muerte que lo impregna todo”, y añadió que le resulta imposible hacer cualquier proyección futura a sus 30 años “porque no sé si estaré viva en los próximos dos minutos”.
Dos de las galardonadas, la guatemalteca Quimy de León y la nigerina Samira Sabou, han optado en ambos casos por hacer periodismo a través de las redes sociales, concretamente Facebook, en parte por desconfiar de los canales tradicionales y en parte, como dijo Sabou a EFE, porque las redes les permiten estar mucho más cerca de los ciudadanos a los que quieren dar voz.
De León, fundadora de Prensa Comunitaria, ha centrado su labor en las siempre conflictivas actividades extractivas en Guatemala, que no por casualidad se desarrollan en zonas indígenas históricamente marginadas, y definió su labor como la alternativa a un periodismo que en su país “ha obviado personas y lugares”.
En cuanto a la rusoamericana Alsu Kurmasheva, es una periodista radicada en Estados Unidos y que trabaja para Radio Free Europe. En 2023, fue a visitar a su madre en Rusia y fue detenida y condenada a más de seis años por difundir noticias falsas; sin embargo, fue liberada el pasado agosto en un canje histórico de presos entre EE.UU. y Rusia.
La gala de este jueves, que recaudó 2,4 millones de dólares solo durante la cena, terminó con un homenaje al francés Christophe Deloire, fallecido el pasado junio tras haber dirigido durante doce años Reporteros Sin Fronteras, la otra organización que con el CPJ se encargan de defender a los periodistas y la libertad de prensa en el mundo entero.
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