Gonzalo Serrano
Doctor en Historia
Periodista y Profesor
Más allá de las diversas opiniones que se han generado a partir del resultado de las elecciones en Estados Unidos y que dieron, por segunda vez, como ganador a Donald Trump, me parece que es posible identificar una tendencia que vale la pena tener en cuenta en Chile, considerando los resultados de las últimas elecciones y las presidenciales que se avecinan.
La realidad demuestra que el apoyo e interés de la mayoría por los partidos son prácticamente nulos. En esta línea, resulta tragicómico cuando los candidatos que perdieron la elección hacen llamados a votar por otro o manifiestan su intención de voto por alguien, queriendo transmitir un liderazgo tan obsoleto como ridículo.
La realidad demuestra que el apoyo de la mayoría por los partidos políticos es nulo.
Lo que ha ocurrido en el último tiempo es un giro de las personas hacia sí mismos a costa del interés público. Ya sea por las malas experiencias de las promesas incumplidas o por la radicalización e individualismo de las redes sociales, pareciera que cada vez hay menos fe en el bien común.
Los resultados de las últimas elecciones en Chile y EE. UU. demuestran que, como dice el presidente de Argentina, Javier Milei, el órgano más sensible del humano es el bolsillo. En esta línea, y ya lo decía Maquiavelo, “los hombres olvidan antes la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio”.
Esto quedó demostrado con la elección de Sebastián Piñera. Pese a las acusaciones en su contra, respecto a uso de información privilegiada en beneficio de sus negocios, la mayoría de los chilenos decidió votar por él asumiendo que su proyecto, el famoso “gobierno de los mejores”, iba a significar para cada uno un beneficio económico.
El caso resulta todavía más dramático en Estados Unidos con Donald Trump quien, a pesar de haber sido acusado de una serie de delitos y ser un difamador compulsivo, fue elegido presidente. La mayoría de los estadounidenses votó por él no por lo que ha hecho ni lo que representa, sino porque confía en que la vida de cada uno, si es que no va a mejorar, por lo menos no va a empeorar.
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