El autor escribió la sustancia más profunda de su pueblo en sus versos
“La obra literaria Sien de Alondra, de Miguel Ángel Asturias, de formato rectangular, orientación vertical. Encuadernación cartoné fresada cosida, compuesta por tapas cartulina marrón. Cubierta enmarcada, lomo impreso con texto imprenta de distintos tamaños alineados en cabecera y piecera, en su primera edición”, así describe al ejemplar del Nobel guatemalteco el programa Surdoc.
Libro que perteneció a la biblioteca personal de Gabriela Mistral, donada en vida por la Nobel a Barnard College, Universidad de Columbia, institución donde se desempeñó como profesora visitante entre 1930-1931. En el 2009 donó esta colección completa al Estado de Chile. En el 2010, la colección es transferida al Museo Gabriela Mistral de Vicuña.
El hispanista italiano Giuseppe Bellini en su ensayo expresó que ante todo la poesía es una constante de toda la obra de este escritor, porque también su prosa es esencialmente poética. “Con razón, por ello, un crítico italiano, Cesco Vian, ha podido definirlo ‘novelista-poeta, de los Mayas de hoy’. En efecto, la poesía, constituye la raíz de toda su creación artística y se manifiesta en ese sentido lírico-narrativo con que vive su mundo, en una ‘indianidad’ que no es motivo folklórico, sino parte esencial de su espíritu”, indicó.
Agregó el experto: “La posición sincera, de Asturias, que lo une íntimamente a (sus raíces), no haga de él un lírico limitado y regional, antes bien amplía su significado al ámbito todo de la más alta poesía, a la que aporta una sensibilidad nueva, sorprendente, una frescura de ritmos y colores que no decaen nunca en la nota de lo pintoresco superficial; expresan directamente, con el sentido vivo de una tremenda tragedia humana, una permanente nota lírica que se impone sobre sí misma”.
Sien de Alondra
Comprende la producción poética desde 1918 hasta 1954, dividida en etapas según las motivaciones y los viajes hechos por el poeta (época 1918-1928, Guatemala-París).
A decir de Alfonso Reyes, que escribió un extracto del prólogo para la obra, “aquel sobresalto gustoso con que nos atraían y punzaban los poemas de Miguel Ángel Asturias, cuando los leíamos en orden disperso, uno aquí y otro allá.
Hay en este libro algo de hazaña, hazaña de investigación poética, la cual no podría llegar a tal término de excelencia (dejémonos por ahora de estímulos, inspiraciones, fuentes y demás armas de la cultura).
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