Mantener a flote un espacio cultural por una década, en la ciudad de Guatemala, es algo digno de alabar.
No siempre se cuenta con las estrategias adecuadas de proyección en una sociedad tan agobiada por los avatares del tráfico, la delincuencia y otras variantes que se convierten en un verdadero obstáculo. Porque, se crea o no, estos temas determinan la disposición del público para acercarse a los espacios de esta naturaleza.
La Galería del Inter arriba a su décimo aniversario de existencia. Escenario que se proyecta como una alternativa para artistas nacionales y extranjeros.
Su arquitectura, una combinación de paredes largas y corredores íntimos le confieren valores diferentes para exhibiciones poco convencionales y casuales. Otra de sus virtudes es que siempre está disponible para quien la solicite. En otras palabras, es una intersección cultural.
Escenario que se proyecta como una alternativa para artistas nacionales y extranjeros.
El pasado diez de abril se abrió la muestra 10 X 10 en el hotel Real Intercontinental, en donde se ubica la sede de esta institución. Acompañados de una nutrida concurrencia, sus directivos ofrecieron palabras en un emotivo acto de apertura. Con ellos compartieron el podio los expositores.
Diez artistas presentan diez obras cada uno en esta significativa conmemoración para conseguir una sumatoria de cien obras.
Todos son creadores que han destacado en los carteles del arte visual aportando, con sus estilos y técnicas, elementos al imaginario contemporáneo.
Su presencia en este singular espacio refrenda la misión de sus personeros y la trayectoria de una década de actividad cultural ininterrumpida.
El quetzalteco Alfredo García, ganador de la Bienal de Arte Paiz, es un artista cuya trayectoria se inicia a finales de los años setenta. Su variante surrealista de espacios particulares del occidente y objetos relacionados con la dinámica rural, abrió las posibilidades a las generaciones más jóvenes de explorar otras variantes figurativas.
En este orden caben artistas como Domingo Peneleu, Doniel Espinoza; también presentaron esculturas Fabián Hernández y Josué Ramírez porque abordan el estilo desde su propia perspectiva iconográfica. Hay en algunos de estos trabajos una madurada ingenuidad y sintetismo.
En lo matérico abstracto relucen las piezas de metal pulido propuestas por Alexey Marroquín.
Danilo Rosales trabaja el hiperrealismo con delicadeza, refinamiento y acierto. Este artista toma juguetes y dulces populares, los cuales son pintados sobre una atmósfera neutra que acentúa las luces y las sombras.
Mario García, que también es pintor, muestra una serie de esculturas dinámicas de esencia onírica. Enrique Cay es oficioso y colorista. Su diálogo con el realismo mágico es innegable.
Sergio Alvarado le otorgó una variante interesante al paisaje rural, el cual cada vez es más abstracto en su propuesta. Su pincelada empastada y los detalles son una fuente primordial en su riqueza pictórica.