A los 16 años creó su primer tema: Mi Coatepeque, con el cual se dio a conocer en el ámbito artístico nacional. De ahí llegaron otros grandes como Las chancletas de Nayo Capero, uno de los más emblemáticos éxitos.
Esta última melodía fue inspirada en un personaje que frecuentaba un bar en la capital. Entre sus decepciones y embriaguez perdió una de sus chanclas y caminaba casi descalzo en el lugar. Estas y otras canciones son parte del legado de Guillermo de León Ruíz, fallecido el pasado domingo, quien se inmortaliza con sus melodías icónicas ejecutadas en el instrumento nacional.
Como parte de su trayectoria, perteneció a diferentes agrupaciones como Maderas de Mi Tierra, Teclas Morenas, Ecos Chapines, Alma Regimiento, La Marimba del Inguat y Guardia de Honor, hasta dirigir su propia orquesta, Estrella de Guatemala. En el transcurso de su carrera, el maestro compuso un aproximado de 280 armonías, entre valses, merengues y cumbias, que lo convirtieron en una figura emblemática sobre el escenario.
Recibió homenajes y galardones, entre los que destaca la Orden Antonio José de Irisarri, en Grado de Comendador, otorgada por la Presidencia de la República de Guatemala. El compositor nació el 10 de febrero de 1946 en Coatepeque, Quetzaltenango. Su padre lo motivó a adentrarse en el mundo artístico, especialmente enfocado en el instrumento nacional, que le abrió paso para iniciar su carrera.