a celebración de una medalla de oro provoca una ola de alegría y entusiasmo en cualquier país. Genera un fuerte impacto de orgullo nacional y, en el caso de nuestra nación, une a los guatemaltecos en un sentido de identidad y pertenencia compartida, coinciden especialistas.
Uno de esos momentos de felicidad lo regaló ayer Adriana Ruano Oliva, por medio de la conquista de la medalla de oro y récord olímpico, en los Juegos Olímpicos París 2024. La victoria no solo representó un triunfo deportivo, sino un símbolo de esperanza y unidad, destaron dos psicólogas consultadas.
Momento para olvidar
Ana Gabriela Paz, especialista en neurología, indicó que la celebración fue un momento para olvidar los problemas sociales y tener un respiro, cargar las baterías de energía positiva, así como expresar emociones de alegría, aunado a la solidaridad del sentimiento de fiesta, júbilo y euforia por alcanzar un
triunfo.
Paz agregó que desde 1952 el país ha participado en Olimpiadas y es la primera vez que se oye el Himno Nacional en estas competencias. Ello hizo que los chapines expresaran su sentir en las redes sociales. El suceso envió el mensaje de que los sueños se pueden hacer realidad.
Por su parte, María Eugenia Montúfar, psicóloga general y conductista, coincidió en que el acontecimiento fue muy positivo y relevante para los guatemaltecos, porque la patria está en la mirada del mundo en medio de otras dificultades.
Montúfar enfatizó que una nación no solamente es el lado político o religioso, sino que requiere de algo integral, como esta jornada deportiva que despertó el entusiasmo al mirar hacia los atletas ganadores y sentir ese nacionalismo colectivo, motivador e inspirador.