En Guatemala existen ejemplos de lucha constante por buscar justicia plena. Es el caso de mujeres, sometidas a esclavitud durante el conflicto armado interno. Ayer, en el marco del Día de las Víctimas de Violencia Sexual, Esclavitud Sexual y Esclavitud Doméstica, fue reconocida la gallardía de estas q’eqchi’es, que no claudicaron hasta lograr condena contra sus victimarios.
Se trata del caso Sepur Zarco, que ayer cumplió ocho años de haberse resuelto. La abuela Demecia Yat, representante de la comunidad, recordó la importancia de que la juventud y la niñez conozcan que en el país hubo hechos de dolor, vergüenza y miedo. Carlos Amézquita, director en funciones de la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos (Copadeh), refirió que en Guatemala está demostrada la magnitud y perversidad de lo sufrido por miles de familias.
Durante el acto, la vicepresidenta Karin Herrera dijo: “Este día es uno que preferiríamos no haber vivido”. Agregó que es importante reconocer la valentía de las féminas que alzaron su voz en una nación marcada por violaciones a los derechos humanos. Además, es imperativo que la sociedad denuncie toda forma de violencia contra el sector femenino. “Debemos trabajar por recuperar la memoria y agradecer a las mujeres por su valentía. Vivir en paz significa vivir con pleno respeto a las garantías fundamentales”, subrayó Herrera.
Contexto
En 1982, féminas indígenas de la comunidad Sepur Zarco, límite entre Alta Verapaz e Izabal, fueron víctimas de violaciones sistemáticas y esclavitud sexual a manos de personal del Ejército. De 2011 hasta 2016, las sobrevivientes lucharon por justicia. Este caso culminó con la condena de dos exmilitares por crímenes de lesa humanidad y la concesión de 18 medidas de reparación para las sobrevivientes y su comunidad.