Guillermo Monsanto
Foto: Cortesía Francisco Escobar
El tiempo corre como si se tratara de un sueño. Apenas, se intuye, fue ayer cuando se dio el banderazo de salida a un proyecto con futuro incierto. Una empresa cuesta arriba, sostenida por la quimera del voy a hacer en una sociedad que se ha ido desdibujando a causa del tráfico, la violencia, la política, educación superficial y otros avatares que determinan la asistencia a determinadas actividades culturales.
Para hacer contrapeso a lo apuntado, Diez Junior ha mantenido una exitosa presencia teatral derivada de la porfía de un voluntarioso artista: Ricardo Martínez. Dramaturgo, actor, director, gestor cultural, intelectual de las artes y docente en múltiples escenarios. Maestro que, además de formar públicos cautivos, también ha enseñado mucho a los artistas que hemos trabajado para él.
El dramaturgo ha escrito decenas de libretos, ya publicados, que han sido llevados con éxito al escenario. El encanto de sus obras para niños, que también ha escrito mucho para adultos, revela en esencia una cabeza mágica, llena de ideas expresadas con contundente sencillez.
35 años de actividad continuada.
La claridad, la didáctica de sus mensajes, el impacto de los personajes, le otorgan dimensión particular dentro del campo de la escritura. Obras, las dedicadas a la infancia, que seducen a los adultos por la madurez de los planteamientos y la calidad de los artistas convocados.
El actor de carácter, que trabajó para y con los más grandes, le cedió su lugar al director. Su experiencia sobre las tablas, los procesos para forjar personajes, la arqueología del conjunto, redundan en diferentes tipos de propuestas que se han desarrollado bajo el ala protectora de la compañía Diez Junior.
Su labor en el manejo semiótico de los libretos, propios y ajenos reluce por los significados y significantes que componen lo escénico. Hay una comprensión del conjunto que implica la codependencia de los factores creativos y técnicos.
En este territorio es que aparece el artista visual. En las obras de Diez Junior la composición juega un papel vital en el proceso del montaje. Cada elemento escenográfico, de utilería y vestuario, es cuidado al extremo.
Hay entendimiento absoluto de los signos teatrales y desde esa perspectiva compleja ofrece al público cada una de sus obras. El corazón de la compañía late con potencia bombeando efectividad a todas las partes del conjunto.
Diez Junior arriba a sus primeros treinta y cinco años de actividad continuada. Compañía vital que, con su seriedad, ha interpretado para sus adeptos un abanico temático que llega diferentes tipos de audiencias.
Grupo fundamentado en la necesidad de hacer arte, de gestionarlo y proyectarlo. Su importancia radica, entonces, en ese rosario de virtudes relacionadas para y por el hecho teatral. Felicitar al Diez Junior es celebrar una trayectoria que implica la multitudinaria presencia de artistas y visitantes de diferentes edades y tiempos.