Guillermo Monsanto
El 26 de abril, a las 6 p.m., se presentará en el Museo Ixchel del Traje indígena el libro Carmen L. Pettersen / vida, obra y pasión. Lujoso compendio que nos presenta un cuadro completo de la artista y el abanico de intereses que motivaron su desvelos. Trabajo revelador, especialmente por los contenidos gráficos, que denotan los alcances virtuosos de la afamada acuarelista.
Repito lo sugerido en este espacio ya algunas veces. Me da la impresión de que el ciclo de los creadores que miraron a Guatemala como fuente de inspiración aún tiene muchas cosas que decir. A la distancia, y apreciando los manifiestos que se dieron a partir de los años cuarenta en contra del paisajismo y el retrato regionalista, es fácil percibir que estos fueron silenciados por los protagonistas de la modernidad guatemalteca.
Curiosamente los autores, extrañados señeramente de los textos, fueron los que iniciaron la corriente nacionalista y sentaron las bases para la evolución de la pintura local. Esta segunda generación del siglo XX asume lo académico y lo impresionista desde diferentes fuentes: 1. Los artistas extranjeros radicados en Guatemala.
Iniciadora de los movimientos academicistas regionales.
2. Estudiantes forjados en los talleres de los citados extranjeros. 3. Pintores o escultores emergentes formados en Europa. Es en este último ítem en el que se debe listar a Carmen L. Pettersen, quien expone ya como maestra consumada en 1923 en la Academia de Bellas Artes (hoy Escuela Nacional de Artes Plásticas).
¿Fue Carmen de Pettersen quien inspiró a artistas como Alfredo Gálvez Suárez o Antonio Tejeda Fonseca a llevar la acuarela a otro nivel? Es muy temprano para asegurarlo, ya que para la fecha había algunos artistas fluyendo a su par. Sin embargo, las sucesivas exposiciones de 1930 en la galería Cosmos y, tres años después, la réplica de 1933 –Pintores de Guatemala- en el Museo de los Ángeles, son un claro indicio del prestigio que poseía para aquellas fechas entre un conglomerado mayoritariamente masculino.
Las primeras piezas de Pettersen que se han localizado también revelan peculiaridades que la distinguen. Entre ellas destacan las panorámicas de la exuberante Boca-Costa sur del país. Su amor por la naturaleza y su capacidad de captar miméticas luces y sombras.
El documento es una joya que suma material a las artes visuales y de nuevo nos hace meditar sobre aquellos actores cuya labor está haciendo presencia en diferentes escenarios. No es una casualidad que, una tras otra, la obra de estos creadores este siendo reevaluada en distintos tipos de exposiciones antológicas.
El 27 de abril a las 10 a.m., siempre en el Museo Ixchel, se llevará a cabo una mesa redonda en la que participan Rosina Casali, coautora del libro, David Ordóñez, Juan Carlos Calderón y mi persona. Esta girará en torno a la vida y obra de Carmen L. Pettersen. También estará el libro a disposición del público.
