Guillermo Monsanto
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Foto: Cortesía Guillermo Monsanto
Esta organización, desde 1963, ha enfocado sus objetivos en el desarrollo y la aplicación de programas educativos de superación para la niña y la mujer guatemalteca. Además de la capacitación, que les permitirá desenvolverse profesionalmente, hay una segunda meta dirigida a la formación de valores.
El colegio que regenta esta fundación cuenta con la asistencia de quinientas veinticinco alumnas que, repartidas entre la preprimaria y el quinto bachillerato, coronan una etapa valiosa que las prepara para fluir competitivamente en la sociedad guatemalteca.
Sumado al impacto del Colegio Junkabal, Junkacentro se enfoca en cursos de carácter técnico cuya misión es la de preparar a sus educandas para prestar servicios como estilistas de belleza, artes culinarias, gestoras de contenido y asistentes de salud (enfocadas al adulto mayor) en un promedio de unas cuatrocientas estudiantes por año.
La muestra se podrá visitar en el vestíbulo del edificio de Anacafé, a partir del próximo 22 de agosto.
Las acciones, tanto del colegio como de esta última entidad, son apoyadas con una beca parcial. A lo apuntado se adicionan las jornadas de higiene, nutrición y clínica dental, las que fomentan con su solidaridad la salud de la comunidad.
Junkabal suele ser relacionado al ámbito artístico y, en efecto, también posee un impacto cultural en este campo.
Las artes son una de las fuentes de financiamiento que alimentan el proyecto y cuya exposición-venta es esperada cada año por los artistas, coleccionistas y benefactores de la institución bajo el lema Arte que se traduce en educación. Aunque no siempre los creadores visuales tienen una clara conciencia de su aporte a Guatemala, el escenario que plantean este tipo de convocatorias redunda en beneficios para todas las partes involucradas.
Es imposible listar a todos los participantes y crear un ejercicio crítico de la obra participante, ya que el catálogo es abultado, inclusivo y muy variado. Es imprescindible decir que toda la colección fue censada por un jurado capacitado, lo que redunda en una amplia oferta.
Quizás, a sabiendas que dejo fuera a otros buenos autores, me atrevería a recomendar coloridos trabajos como los de Patricia Betancourt, Mayra Klée y David Ordóñez, por lo festivo de su visión o bien, la delicadeza y sutil surrealismo propuesta por María Aguilar, Ana Lorena Núñez y Andrea Paola Castillo.
Gabriela Alfaro (punta seca) y Camilo Almaráz (dibujo) son una clara muestra del refinamiento de la línea. Rogelio Barillas participa con una estilizada composición en la que maneja tanto el color como las formas. En la acuarela es imposible no mencionar los trabajos de María Teresa Ceballos, Alejandra Flores y Juan Carlos Calderón.
La escultura cuenta con representantes como Jamie Bischof, Maríadolores Castellanos, Diana Fernández, Pina Pinetta, Regina de Batres, Lucía Rohrmann, Elsie de Wunderlich y Carol de Maselli, para coronar una presencia femenina importante dentro de la muestra general. Continuará…