En junio, los guatemaltecos radicados en el extranjero, principalmente diversas regiones de Estados Unidos, enviaron en remesas 1 mil 760.6 millones de dólares. En comparación con mayo, uno de los meses con los mayores ingresos, se redujo en 216.5 millones (1 mil 980.1 millones), lo que representa un
descenso del 10.9 por ciento.
Por ahora, con estos resultados, en el primer semestre la suma alcanza los 10 mil 271.4 millones de dólares, que representa un aumento de 6.4 por ciento (613.4 millones) en comparación con los primeros seis meses de 2023, cuando el valor remitido por la comunidad migrante fue de 9 mil 658 millones.
El derrame económico
En 2023 tuvieron un peso del 19 por en el producto interno bruto (PIB), con una proyección aproximada para 2024 de 19.5 por ciento. Además, se han convertido en la principal fuente de ingreso de divisas, que supera las exportaciones, turismo y la inversión extranjera directa.
Aunque para muchos es lamentable que el país dependa tanto de quienes se van por la falta de oportunidades aquí, su contribución en el sostén de millones de familias es “enorme”.
En ese sentido, Fernando Spross, investigador asociado del área económica de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), considera que este capital también se convierte parcialmente en inversiones de pequeños negocios, sin demeritar su contribución en el sostenimiento de millones de estudiantes en el sistema educativo.
“Tienen (las remesas) efectos al dinamizar el consumo al cubrir necesidades básicas como la alimentación, salud, vivienda y servicios; así como en el ahorro o inversión en pequeños emprendimientos”, destaca el especialista.
En todo caso, según el académico, el incremento no necesariamente significa que haya crecido la migración, pues según la última encuesta de la Organización Internacional del Trabajo, el monto promedio de cada remisión subió de cerca de 400 a 831 dólares en 2022.
