María Elena Curruchiche proviene de una familia ilustre de pintores mayas, tanto ella como su prima Rosa Elena; ambas, nietas de Andrés Curruchiche (considerado el primer pintor de óleo de origen maya kaqchikel); se les estima como la primera generación de mujeres artistas en San Juan Comalapa, Chimaltenango.
Nos abrió las puertas de su casa y taller para conocer de cerca sus obras pictóricas e inspiración.
“Me siento feliz de seguir los pasos de mis antepasados porque me animaron para que siguiera con este trabajo”, indicó. Para ella es una oportunidad de dar a conocer la cultura maya porque, afirmó, hay que dejar constancia de este paso por la tierra, que la juventud en el futuro lo sepa y valore.
La pintora, a los 8 años, aprendió a elaborar panes de petaca y rosquitas de feria y los vendía junto a su mamá y abuela materna. Relató que en 1976, luego del terremoto, ayudó a su padre a retocar y pintar máscaras e imágenes religiosas; en 1997, le enseñó a trabajar el óleo sobre tela.
Su arte lo ha llevado a Estados Unidos, El Salvador, México, China, Colombia y Alemania, el que está inspirado principalmente en la mujer, los tejidos y la igualdad, pues su incursión en años pasados fue muy criticada por la generación de hombres.