El Día Internacional del Libro se celebra cada 23 de abril para fomentar el hábito de la lectura. Pero, ¿cuántos lugares dedican espacio y tiempo para la literatura infantil? Por ello, se asistió a una biblioteca y librería donde los protagonistas son los niños y sus libros.
IKU librería
Distribuyen y venden libros para niños de 0 a 18 años en español, inglés y alemán. Vilma López, una de las encargadas, dijo que a veces los invitan a actividades en los colegios y ferias de libros en donde colocan un estand para exhibir la diversidad literaria. Comentó que entre los más solicitados se encuentra Hombre perro, con todas sus series, Destroza este diario y El Principito, en sus diferentes versiones y carátulas.
“Lo que nos diferencia es que trabajamos mucho solo con textos infantiles y de otros idiomas como el alemán y uno que otro francés”, dijo.
Venden en línea ikuaprendo.com y en la tienda ubicada en el centro comercial Pradera, en el segundo nivel.
Sala infantil de la Biblioteca Nacional de Guatemala Luis Cardoza y Aragón
Un espacio confortable y colorido con cuentos, fábulas, chistes, manualidades, leyendas y poemas. Las paredes están pintadas por artistas guatemaltecos que muestran escenas de El Principito, El Elefante y el Ratón,
entre otros.
Víctor Paz, responsable de la sala infantil y gestor cultural de la biblioteca nacional, mencionó que trabajan el fomento de la lectura con grupos escolares por medio de diferentes actividades. “Las charlas son amenas y con un lenguaje coloquial para que ellos entiendan fácilmente. La lectura debe ser optativa y no impuesta”, indicó.
A decir de Paz, se empieza a leer desde casa, que los padres acompañen a los niños, esa responsabilidad jamás es de los maestros. “Aquí tratamos que los pequeños se sientan atraídos por la lectura por medio de los juegos, como el ajedrez, usado como un gancho para que vengan a la
biblioteca”.
¿Sabías que…?
Los libros preferidos de los menores son los dinosaurios y de las niñas, de princesas; para los más grandes la literatura de fantasía y El
diario de Gregg.
Para leerles a los infantes con discapacidad visual, Paz explicó: “Son importantes los sonidos. Me di cuenta de que les encantaban los cuentos de miedo. Cuando les narré el Sombrerón y el Carretón de la muerte, busqué herramientas como las campanas, velas, aromas, para que se sintieran
ambientados”.