Cortesía del artista
Cuando Luis de León se mudó a Estados Unidos, la mejor catarsis que encontró para enfrentar sus miedos y frustraciones fueron los dibujos. Se refugió en cada una de sus ilustraciones que plasmaba en sus libretas. Niños que cruzan la frontera, personas angustiadas y animales en momentos cómicos reflejan parte de la personalidad del artista.
“Cuando emigré a Estados Unidos comencé formalmente con los dibujos, que me ayudaron con la transición como inmigrante.”
La infancia de De León se desarrolló entre las fincas de café del sur de Chiapas y el occidente de Guatemala. Recuerda su niñez cuando trepaba árboles, nadaba en ríos, comía frutas silvestres, elaboraba y volaba barriletes. También, fue una época en la cual dibujaba sus primeras líneas que crearon ciertas formas, en blanco y negro; después, experimentó con los colores.
Estudió dibujo artístico en la Escuela de Arte Max Saravia Gual, cuyos estudiantes pintan al aire libre en el Cerrito del Carmen, zona 1.
Sin embargo, en el país norteamericano mejoró su técnica que redescubriría, pues primero fue la fotografía, luego la música y ahora, las pinturas.
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