La curadora, crítica de arte y gestora cultural guatemalteca Christina Chirouze Montenegro trabaja en París, pero viene a su terruño por lo menos una vez al año para apoyar los proyectos artísticos del país, que también realiza a la distancia.
El mes pasado presentó un proyecto de residencia llamada Alquimia, en Casa Guardabarranco, el cual fue una reflexión sobre el tiempo, la belleza y las búsquedas personales en una vivienda que perteneció a sus abuelos, que en la actualidad está deshabitada. Dijo:
“Me reconecté con mis raíces a través de ella, pasé un tiempo ahí, observé, escuché y a largo plazo quiero organizar una comunidad entre diferentes casas y personas que están relacionadas al arte”.
Más adelante, señaló, se define la situación de la propiedad, como formar un espacio cultural de vida, en donde se organicen conversatorios, entre otros.
Es presidenta-fundadora de la Asociación AcÁ París (Asociación Centroamericana) que ha organizado varias actividades relacionadas con la cultura de la región en París; entre ellas, ciclos de cine, conciertos, exposiciones y conferencias.
También, instauró Mazorca, una plataforma puente entre la escena artística de Centroamérica y Europa y, gracias a su gestión y el apoyo del Banco Industrial, se concedió la primera residencia del programa mazorca.art de tres meses para la artista nacional Cecilia Porras-Sáenz, seleccionada entre 70 candidatos. Este trabajo desea ampliarlo a otros países del Istmo.
Ha sido invitada por la Maison de l’Amérique Latine de París para curar dos exposiciones: Mimesis, del guatemalteco Marlov Barrios, y Lisières del panameño David Solís. Asimismo, en la Caféotheque ha diseñado una programación cultural en la cual une el arte con los países cafeteros.