sábado , 23 noviembre 2024
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Un desierto, una mujer y su lenguaje interior

En ochenta mil palabras fluidas de suspenso, emoción e incertidumbre escribió Horca, el novelista, microbiólogo y fotógrafo Guillermo Barquero. Expresa que esta novela presenta a un personaje femenino que deambula por un desierto, con un contenido lingüístico que crea todo y provoca en el lector conocer su desenlace. 

¿En qué escenario e historia se adentra el lector en Horca?

Yo quería narrar desde hace años, inclusive trabajando otras novelas, sobre un desierto. Cuando empecé con el proceso de la escritura conversé con Tatiana Lobo, escritora chilena-costarricense, a quien le comenté que estaba escribiendo una novela sobre este paisaje y me cuestionó sobre qué sucedía en aquel escenario; entonces me di cuenta de que desconocía lo que iba a pasar. A partir de ese momento creé un personaje femenino, el cual planifiqué para que deambulara en ese ambiente. 

La protagonista durante su camino se encuentra con varias amenazas, porque sabe que le quedan pocos días de vida. Localiza objetos, como un esqueleto, una cabeza de vaca, un cuchillo, ropa y con eso va armando un plan, que devela en la novela. Al final, uno se da cuenta el porqué se llama Horca. La historia es sencilla, solo es un personaje, un desierto y el lenguaje es lo que crea todo. 

¿Cómo son esos procesos creativos al empezar a escribir un libro?

Son más o menos como en Horca, a pesar de que los temas que he desarrollado son diferentes, siempre tengo una idea, un paisaje, uno o dos personajes. Yo no puedo planificar, prefiero empezar a escribir de una vez, comienzo con la historia que no sé adónde me va a llevar, en algunas ocasiones me doy cuenta más rápido. En el caso de esta novela, sí me tomó más tiempo conocer por dónde me podía ir. Lo importante es que está creado en un paisaje desértico en todo sentido. 

¿Cuál fue la primera novela que escribió y su inspiración?

La primera que escribí no se publicó, ya que en aquel tiempo carecía de lecturas, la experiencia, tampoco contaba con esa trama lingüística, pero fue primordial para el aprendizaje de los textos futuros. 

Mi primera novela, Diluvio universal, se publicó en Costa Rica (2009) y fue muy satisfactoria, porque ahora que hablamos del personaje en el desierto, pero en aquella historia era un científico en un panorama lluvioso, igualmente no sabía qué le pasaba. Al final estoy haciendo lo mismo en Horca,solo que uno era el agua y el otro el fuego, la sequedad, entre otros.  

Para mí lo más interesante de escribir las dos novelas es que contienen cantidad de palabras similares, necesitaba ese número para contar esas dos historias de precariedad absoluta. 

Fotos: Mariano Macz/DCA

Leí por ahí que Horca tiene una construcción lingüística con elementos de ficción muy precarios, ¿a qué se refiere con eso?   

Uno está acostumbrado a que en una historia pasen muchas situaciones; en ese desierto todo transcurre lentamente y eso es lo precario, porque no sabía exactamente qué iba a suceder; me fui dando cuenta hasta el final. Esa es la precariedad que no contaba con elementos, solo un personaje y un paisaje. No hay variedad, solo es el pensamiento de la protagonista y lo que va encontrando en ese lugar y que comienza a hacer su propia ficción. 

¿En qué situación se encuentra la literatura costarricense o de la región? 

Lo que he visto es que el panorama de editorales es muy distinto del que era antes. Desde hace 15 años ha habido una fragmentación editorial, por lo cual han surgido editoriales pequeñas e independientes en cada país, que han permitido que se dediquen a un público específico, y eso me parece excelente. 

Con un amigo fundamos una casa editora y hemos publicado un aproximado de 33 títulos hasta el momento. En la actualidad, un libro no puede sobrepasar los 3000 ejemplares. 

¿Qué personaje de un libro le hubiera gustado conocer y crear?

En Horca hay un fragmento de un libro de Samuel Beckett, el autor que más he leído y estudiado; tiene una serie de novelas, como la que escribí en donde no pasa nada y tenemos un paisaje desprovisto de elementos. Él es mi inspiración y me hubiera gustado ser específicamente el personaje que se llama Molloy, que es de una trilogía que escribió en francés. De hecho, una de mis gatas se llama Molloy. 

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