La salud y la vida de más de 80 afiliados con padecimientos crónicos corren más riesgo, tras la demora, por parte de la Unidad de Consulta Externa de Enfermedades, del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en la entrega de medicamentos, pese a los amparos que el Organismo Judicial (OJ) ha emitido a favor de los enfermos, así como de otros que se encuentran en el listado básico de fármacos.
El grupo de denunciantes pertenece a la Asociación Guatemalteca de Mieloma y Enfermedades Conexas (Asoguami), que apoya a personas que sufren el citado mal (una variante de cáncer). También, la integran afectados con Linfoma Hodgkin (variable de cáncer), esclerosis (enfermedad que ataca la médula espinal y una parte del cerebro) y fibrosis pulmonar (daño en los tejidos que impide el funcionamiento correcto del órgano), entre otros padecimientos que requieren tratamientos ininterrumpidos.
El problema de desabastecimiento viene desde noviembre del año pasado y, a la fecha, no se ha resuelto, afirman los perjudicados. “Hay un medicamento, pero no el otro, hay una terapia, pero no la otra. Al final reciben su terapia incompleta”, asegura César Gálvez, presidente de la junta directiva de Asoguami.
Desde el 15 de marzo, el Diario de Centro América (DCA) buscó una entrevista con José Flamenco, presidente de la junta directiva del IGSS, pero al cierre de esta noticia no había dado una cita.
Las historias
Como era de esperarse, la dilación ya ha tenido consecuencias, algunas trágicas.
Por ejemplo, pasaron 68 días desde que Orbelina Ortega Rosa fue amparada, provisionalmente, por la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, constituida en Tribunal de Amparo. Su defunción se registró el 28 de enero de 2024. La persona padecía, desde 2015, Mieloma Múltiple y, para tratarlo, se había girado una orden judicial al Seguro Social, para que le brindara Teclistamab (inyección), cuyo nombre comercial se denomina la Tecvayli.
Este “ayuda al sistema inmunológico a atacar las células; es utilizado, principalmente, en pacientes que ya han recibido otros tratamientos”, se lee en la narración de hechos que acompañó la solicitud de amparo.
Ella falleció a las 5:00 de la mañana, en el Hospital Modular del IGSS, zona 11, por causa de dicho mal, sin que el Seguro Social acatara la resolución judicial, refirió Asoguami. Tenía 59 años y era originara de San José Acatempa, Jutiapa.
La recaída
Guillermo (nombre ficticio), tiene 45 años y padece Linfoma No Hodgkin Difuso de Células Grandes, que se caracteriza por tumores de crecimiento rápido en los ganglios linfáticos (bazo, hígado, médula ósea y otros tejidos y órganos).
La enfermedad le fue diagnosticada en agosto del año pasado y el 11 de enero de 2024 la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social lo amparó, de manera provisional, para que el IGSS le proporcionara Ropolivy (polvo para infusión).
Lo anterior, “en virtud de ser necesario para el control y total restablecimiento de su salud, en la calidad y cantidad necesarias”, describe la resolución del tribunal.
De acuerdo con la citada asociación, actualmente, está internado en el Hospital Modular de la zona 11, por una recaída.
Otros casos
Karen Sandoval, de 34 años, padece fibrosis pulmonar, entre otros males, y desde hace seis meses, asegura, no recibe el tratamiento, aunque fue amparada para que se le proporcionara el fármaco.
“He subsistido por donaciones de pacientes que, lamentablemente, fallecen, y los familiares me dicen: ´mire, me quedó una caja´”, cuenta la entrevistada.
A Gálvez, lo que está ocurriendo le genera preocupación y dimensiona la magnitud del problema de esta manera: “Con el hecho de que a alguien le falte un medicamento por una semana, no digamos 15 días o un mes, puede morir porque se altera todo el proceso de sanidad que se ha alcanzado. Lo poco ganado se viene al suelo porque el cáncer avanza. En fin, se juega con la vida del paciente”.
