A pesar de las restricciones para prevenir el Covid-19, guatemaltecos y extranjeros pudieron vivir y sentir la tradición y fe de la Semana Santa en el interior del país, en donde no faltaron las coloridas alfombras, los penitentes y otras actividades religiosas que hacen única a Guatemala.
El aroma a corozo, el incienso y las representaciones solemnes pero simbólicas llamaron la atención de los veraneantes guatemaltecos, principalmente en lugares turísticos como Atitlán, Chichicastenango y Antigua Guatemala.
Entre algunas actividades que llamaron la atención están los “gateadores” de San Andrés Sajcabajá, Quiché, la procesión simbólica de Jesús Sepultado de la Cofradía de la Santa Cruz de Santiago Atitlán, acompañada por Rilaj Mam, y otras actividades sacras en las distintas iglesias de Antigua Guatemala. Otros guatemaltecos aprovecharon para visitar las diversas playas y demás lugares de esparcimiento.