David Lepe
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Foto: Cortesía Searchlight Pictures
Al terminar de ver Poor Things (2023), del cineasta griego Yorgos Lanthimos, y después de darme cuenta de que había visto una de las mejores películas de los últimos años, pensé que era imposible que se llegara a exhibir en Guatemala.
Y hoy me alegro de haberme equivocado, ya que este filme se proyecta actualmente en las salas del país. La razón de mi pesimismo en la llegada de este filme radica en que, visualmente, resulta ser uno de los más pervertidos y sexualmente explícitos del cine popular.
¿Estas escenas son de escándalo?
No, aunque el contenido no es de lo que estamos acostumbrados a ver en la pantalla gigante. Para mí, Poor Things, por más bizarra que sea, es una película encantadora, desafiante e imperdible. Y existen varias razones. Primero, es una excelente producción que ha ganado premios como el León de Oro a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Venecia; y el Globo de Oro, en la categoría de Mejor Película de Comedia o Musical.
Después, estamos ante un Lanthimos en su mejor momento como cineasta. El director de las tan excitantes como tenebrosas Dogtooth (2009), The Lobster (2015) y The Favourite (2018), ha consolidado su posición como uno de los cineastas más originales e influyentes de la actualidad. Da la impresión que su principal placer al dirigir una película es mostrarnos lo ridículos que podemos ser los seres humanos, junto con nuestros conflictos y deseos de forjar conexiones reales.
Es una excelente producción que ha ganado premios.
Además, las actuaciones de Emma Stone y Mark Ruffalo son maravillosas y pueden ser las mejores de sus carreras. No exagero. Stone lo deja todo con Bella Baxter, un personaje único. Y Ruffalo es adorable, y a la vez odioso, en cada escena en que aparece. La mayoría de reseñas dicen: “Poor Things nos invita a recorrer una odisea de autodescubrimiento y liberación sexual, en donde se cuestionan esquemas sociales y el libre albedrío”.
Me abstengo de revelar más detalles de este impactante filme, pero sí me encuentro en la posición de proponerte que asistas al cine a ver Poor Things y que tengas la mente abierta, explora la diversidad, cuestiona prejuicios, aprecia la subjetividad, aprende y crece.
Como hombre, al disfrutar de este filme, pienso que resulta válido, y espero que hasta obligatorio, preguntarse: ¿Cómo veo y trato a las mujeres? ¿Me he molestado alguna vez porque una mujer no actúa como espero? ¿Quiero amar o controlar? Si lo que buscamos es mejorar como personas y, por consiguiente, como parejas, analizar nuestras respuestas a estas preguntas es un valioso paso.
En ocasiones, necesitamos de lo absurdo y lo impactante para entender nuestra realidad.
