Apreciado lector, guarda esta frase: “¡Silencio, Bruno!”. Más adelante lo explicaré. Para un niño retraído e introvertido, como fue mi caso, convertirse en un pequeño soñador resulta inevitable. Inclusive, la necesidad de imaginar acontecimientos y hazañas lo persigue a uno hasta la adultez.
Recuerdo encerrarme en mi habitación y embarcarme en aventuras galácticas o beisboleras durante mi niñez. Ni el cielo era el límite. Para no alargar las estadías en estos mundos imaginarios, es conveniente tener amigos que ayuden a salir de esos universos que se convierten en una zona de comodidad.
En esa etapa de la vida me topé con varias de estas amistades, o tal vez mi forma de ser fue llamativa para ellos, como el ying y el yang, o los opuestos atraen. Me refiero a amigos que, ante mi afirmación “no se puede”, siempre me respondieron: “¿Quién dice? ¡Hagámoslo!”.
Inclusive, pareciera que ellos se preguntaban: “¿Cuáles son las restricciones?”, solamente para romperlas y hacer lo contrario. Mitad rebeldía y mitad urgencia de escapar de las reglas y rutinas.
Además, a veces urge tener un mejor amigo que sea nuestro compañero de batallas, socio de crimen y camarada de aventuras.
Este tipo de amistad es retratado en Luca, el nuevo filme animado de Pixar Animation Studios, que ya puedes ver en Disney+.
Luca es un joven monstruo marino callado e introvertido, que pasa los días cuidando a una especie de “rebaño de peces” y siendo obediente con lo que dictan sus padres. Una de las reglas prioritarias que debe seguir es abstenerse de salir a la superficie, porque afuera del agua existen seres humanos deseosos en cazar a los de su especie.
Un día, Luca conoce a Alberto, otro joven monstruo marino que se destaca por ser atrevido y aventurero. Al unirse, este dúo comienza a vivir una maravillosa experiencia, repleta de novedades y, claro, también de peligros.
Al principio, a Luca se le dificulta dar ese primer paso adelante en las aventuras y se queda estático. Para romper el miedo y silenciar a esa voz que a veces nos aplasta y asegura que somos incapaces, Alberto le enseña a decir (o gritar) “¡Silencio, Bruno!”.
Te preguntarás si eso funciona. Lo único que puedo adelantarte es que la mayor aventura que tendrán Luca y Alberto será sobre la superficie del agua, en la tierra, ya convertidos en niños humanos. Y sí, ambos con el “¡Silencio, Bruno!” en la punta de la lengua.
En ocasiones se dificulta enfrentar los retos que la vida nos presenta. Aceptar una aventura y soltar nuestros miedos no es tarea sencilla para algunos. Por lo que no está nada mal decir de vez en cuando “¡Silencio, Bruno!” y tirarnos en un clavado hacia lo desconocido.
De esta manera te invito a disfrutar de Luca, una celebración de la juventud y la amistad.
Y, “¡Silencio, Bruno!”. Solo hazlo.