Hasta hace poco, el cine apocalíptico era uno de mis favoritos… repito y subrayo: hasta hace poco. Este tipo de cine, al que se le conoce en inglés como doomsday film, es un subgénero de la ciencia ficción, en el cual se retrata un mundo o una civilización durante o después de un episodio catastrófico o violento que conlleva a su desaparición.
Los protagonistas de este tipo de filmes deben lidiar, ya sea con una guerra nuclear, una plaga, la caída de un meteorito, alienígenas ladrones y abusivos, zombis, robots asesinos, fenómenos naturales o el mismísimo ser humano. Este último puede ser el más desalmado, por cierto.
Les confieso que no había querido escribir una columna oscura o negativa acerca de la pandemia que vivimos en la actualidad, pero ha sido imposible detener todas esas escenas de filmes apocalípticos que me han encantado. No sé si los ocurrentes memes de 12 Monkeys y Mad Max han apoyado en esto.
La primera que saltó a mi mente fue una escena de Perfect Sense, en la que los seres humanos pierden el sentido del gusto. Por medio de un chef, que interpreta Ewan McGregor, vemos a las personas comenzar a preparar comida enfocándose en las sensaciones que tendrán los comensales en la boca, y no por el sabor. Inspirarse en crear nuevos platillos pudo haber sido fácil para Ewan, sobre todo inspirado en su novia de la cinta: una sexy experta en química interpretada por Eva Green.
Una mañana, antes de que se implementara el toque de queda, salí a caminar con mi hija por algunas calles desoladas de la zona 1. Era tanto el silencio, que cualquier objeto que se movía (como bolsas plásticas y hojas secas), provocaba sonidos sorpresivos. Recordé las caminatas de Viggo Mortensen y su hijo en The Road. Para muestra un botón, más bien, una línea de Mortensen: “Le dije al niño que cuando sueñas acerca de cosas malas que suceden, significa que todavía estás peleando y que aún sigues a salvo. Cuando comienzas a soñar acerca de cosas buenas, resulta ser el momento en que debes comenzar a preocuparte”.
También tuve presente las caminatas del protagonista de la película rusa Dead Man’s Letters, que muestra a las personas con máscaras antigás y sus cuerpos cubiertos de un material que los protege de los elementos radioactivos que circulan en el aire. Los seres humanos deben vivir bajo tierra.
El silencio resulta un elemento especial también, ya que nos da espacio para escuchar lo que normalmente ignoramos. Por las tardes, el sonido que provoca el viento al chocar con árboles y arbustos es asombroso. No les miento al compartirles que en un par de ocasiones me he quedado viendo por la ventana pensando: “Solo falta que las plantas nos obliguen a meternos las tijeras por el cuello”. Ya saben, como en The Happening, de M. Night Shyamalan.
Y hay más escenas de algunos de mis favoritos (Children of Men, 28 Days Later, Shaun of the Dead y Evangelion), pero por ahora mi objetivo es dejar de pensar en eso o que estas historias no me afecten demasiado. Ya lo explicó Mafalda: “Siempre es tarde cuando la dicha es mala”.