“Encuentro perturbante tu falta de fe”, dijo Darth Vader hace no menos de cuatro décadas. Pero cuando, hace algunas semanas, salí del estreno de medianoche del IX episodio de Star Wars, mi falta de fe no era lo único que me inquietaba.
Esa madrugada me sentí desolado, derrotado, pero sabía que, como toda película de Star Wars, lo correcto era esperar un tiempo para tener una visión más amplia y no apresurarme para hacer comentarios. Todo filme de esta saga presenta una gran cantidad de información visual, además de acarrear los antecedentes de otras trilogías, spin offs, series animadas, rumores, etcétera.
No es como una obra de Christopher Nolan, que al salir del cine piensas: “No sé si la entendí pero no importa, la quiero ver al menos tres veces más”. Con Star Wars Episode IX – The Rise of Skywalker todo fue diferente, y lo tuve muy claro a la primera: vaya pedazo de incongruencia.
Ya ha pasado un tiempo prudencial para comentar. He escuchado más opiniones, unas alabando la cinta, otras que me han sacado las lágrimas de risa acerca del friendzone intenso entre Finn y Rey, y lo salsa y recha de Poe. He leído críticas que después de enlistar más de una decena de errores del filme, terminan con la frase: “Pero es una buena película, la recomiendo”.
Hoy decidí no hablar de todo lo que me disgustó de este título, y mejor firmar la paz. Ahora entiendo que estas tres últimas obras no fueron hechas pensando en un público como yo. Comprendo la justificación de J. J. Abrams al decir: “En Star Wars es imposible complacer a todos”. Entiendo que mis altas expectativas me jugaron feo al final.
Es hora de despedirse de esta parte del universo galáctico y de personajes a quienes ya una vez les habíamos dicho “adiós” y con una mejor sensación. De esta nueva trilogía, lo único que me gustaría seguir viendo sería un posible nuevo camino de Rey. Nada más.
Que la Fuerza nos acompañe en este nuevo año. Y aunque suene tenebroso, nos toca esperar qué nuevas aventuras de Star Wars nos brindará Disney en el futuro.
Me quedo con la declaración de mi hija de cuatro años cuando jugamos a peleas con sables láser. Siempre que la amenazo con que la destruiré con la Fuerza, ella responde con voz de Vader: “Con la Fuerza nos destruiremos los dos”.
Por David Lepe