Hace poco más de 10 años, en un viaje de trabajo a Detroit durante el “enero más frío en los últimos 20 años” en esa ciudad, vi pasar un carro con una pancarta. Decía “In Joaquin We Trust”. Nunca supe de qué trataba en realidad el mensaje, pero lo primero que se me vino a la mente fue Joaquin Phoenix, ese multifacético actor que tantas alegrías me había dado con su carrera, y que lo ha seguido haciendo.
Desde ese día comencé a utilizar ese eslogan que casi se ha convertido en un mantra. Cada vez que estoy cerca de una película en la que Phoenix es parte del elenco, murmuro: “en Joaquin confiamos”, y la compro o pido prestada (antes la alquilaba). Nunca me ha decepcionado, ni siquiera con Irrational Man, una de las más flojitas de Woody Allen. A los maestros también se les permite fallar.
A Joaquin lo he disfrutado como el malvado y pervertido Commodus, en Gladiator; el perturbado adolescente Gary en Parenthood y el atormentado galán Lucius en The Village. Y junto a él cantamos música country oscura en Walk the Line, la historia del gran Johnny Cash, mientras intentábamos enamorar a June Carter.
También bateamos los sesos de un alienígena canilludo, en Signs; y nos enamoramos profundamente del programa informático Samantha, en Her, con la minimalista The Moon Song de fondo. Hermosa canción. Gwyneth Paltrow destrozó nuestro maniático depresivo corazón en Two Lovers; y la industria del entretenimiento nos puso el pie en la cara en el documental I’m Still Here.
Celebro que el cineasta Paul Thomas Anderson aprovechara todo el talento de Phoenix en The Master e Inherent Vice. Además, en esta última película, ver a Doc salir del auto y caminar en una calle perdida en el desierto, buscando pistas de un misterio, con música de Jonny Greenwood al fondo, es más que una escena: es un estado de ánimo.
De manera más reciente fue fascinante verlo interpretar al caricaturista cuadripléjico John Callaghan en Don’t Worry, He Won’t Get Far On Foot, enseñándonos que la vida nos debe quitar cosas valiosas para que podamos brillar.
Hoy, ya lo podemos ver en el cine con el papel más icónico de su carrera, hasta ahora, y que, si todo sale como la tendencia mediática nos ha enseñado, será su interpretación más premiada también: Joker. Nos vemos en las salas entonces.
¿Y qué espero de esta película? La respuesta es sencilla: ¡Todo!
Por David Lepe