Endulzando el paladar mundial
En 1987, con solo 224.47 quetzales, 330 colmenas de abeja, alquilando una casa para oficina y bodega en la sombra de un árbol de mango, 22 pequeños apicultores de San Marcos pusieron en marcha su sueño de producir miel y exportarla.
Álvaro Almengor, de la cooperativa, relata que su primer intento de vender fuera de Guatemala surgió en 1993, con el acompañamiento del Ministerio de Agricultura, mediante el programa de
diversificación y comercialización agrícola, que los vinculó con un comprador en Holanda. A este primer cliente le enviaron un contenedor de miel, pero no cumplió con la calidad requerida; el negocio
se perdió.
Sin embargo, no bajaron la guardia. Un año después, en 1994, la misma cooperativa contrató a un consultor chileno, quien los capacitó en temas de buenas prácticas apícolas y cómo vender fuera del país de acuerdo con estándares internacionales. Fue así que lograron concretar la primera exportación de 20 mil 400 kilogramos de miel; felices, pues obtuvieron 25 mil 500 dólares.
Luego de eso, hicieron alianza con un proyecto de apoyo al desarrollo local, donde sentaron las bases administrativas, financieras, de asistencia técnica y comercial. Desde ahí pasaron de pequeños a
medianos comerciantes.
Así es como inició sus pasos para expandirse a los distintos mercados, exportando ahora a naciones como Alemania, Suiza, Francia, Italia, Holanda, Bélgica, España, Estados Unidos y Costa Rica.
Hoy, cuentan con 300 productores y 30 mil colmenas, siendo un hito en su emprendimiento, que los convierte en la Cooperativa de Producción Integral Apicultores del Sur Occidente R.L. (Copiasuro).
Exportan alrededor de 550 mil kilogramos al año, con una generación de 2 millones de dólares. Además, obtuvieron la certificación Fairtrade.
La cooperativa está ubicada en la aldea El Sitio, Catarina, San Marcos. Y no solo es conocida por la calidad de su miel, sino también por el impacto social y económico que deja en las comunidades.
Chi Luisa, una marca que teje y teje
Chi Luisa, una pequeña empresa guatemalteca que nació con el propósito de dignificar el arte textil y a las tejedoras. La iniciativa comenzó en 2017 con cuatro mujeres, quienes elaboraban unos 30 bolsos de cuero para damas y caballeros al mes.
Luisa Patán, propietaria de este emprendimiento, cuenta que inició el negocio mediante la compra de cuero para pocas bolsas y conforme se vendía, poco a poco aumentó la producción. Ahora, elaboran
más de 250 bolsas al mes.
En 2018, participaron en la pasarela Fashion Week, donde lanzaron su primera colección Santa María de Jesús Sacatepéquez, con la cual se dieron a conocer, ya que un comprador mexicano que asistió al evento se interesó en llevar los productos a su tienda, siendo esa la primera exportación, por un valor de 10 mil quetzales.
De esa manera logró llevar sus artículos de alta calidad más allá de las fronteras, expandiéndose, posteriormente, a Europa, con destinos clave como Alemania y España. Además, ha conquistado mercados estratégicos en Estados Unidos y Canadá, con la mira puesta en destinos como Emiratos Árabes Unidos.
Por ahora, genera 15 empleos fijos, entre tejedoras, mano de obra y personal administrativo. Sus ventas significan alrededor de 1.5 millones de quetzales al año. Los precios de las distintas bolsas van desde 125 quetzales hasta 1 mil 150 quetzales.
Preparada para 2024, la organización de moda tiene planes de participar en tres eventos: New World Crafts (NWC), Fashion Week Guatemala y Regalarte, con lo que consolidará su presencia en la escena internacional de la moda y accesorios.
Con su experiencia y pasión por los negocios, Patán aconseja a aquellos que emprenden la creación de una empresa a tener claridad sobre su público objetivo, ser pacientes y desarrollar habilidades mercadológicas y comunicativas.