En el curso de la vida, los seres humanos atraviesan diversas etapas que conducen desde la infancia, a la adultez, la madurez y finalmente la vejez. Los abuelos forman parte de la familia y se sitúan en la etapa de adultez, en la que suele llamárseles adultos mayores.
El adulto mayor, a causa del paso del tiempo, ha acumulado un saber basado en la experiencia, de la que carecen los nietos.
Pero los hijos, la segunda generación, y los nietos, la tercera generación, se benefician de la experiencia de los abuelos, pues ellos saben, porque lo han vivido, cuáles son los desafíos de la vida y cómo se deben enfrentar.
Ahora bien, el paso del tiempo, que genera sabiduría, también ocasiona deterioro de las fuerzas físicas y mentales.
Pero “con el contacto social adecuado y con recursos apropiados, la vida de los adultos mayores puede ser un período de satisfacción”, según explica el sociólogo Richard Gelles.
Así, la vejez puede en realidad ser la época de los años dorados, de tal manera que la vida de los ancianos sea satisfactoria y se prolongue para beneficio de la familia y de la sociedad.