sábado , 23 noviembre 2024
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Mujeres músicas en la historia de Navarra (II)

María Gembero-Ustárroz
Institución Milá y Fontanals de Investigación en
Humanidades

Una de las profesiones musicales típicas para las mujeres a partir de la segunda mitad del siglo XIX fue la docencia, normalmente vinculada al piano, instrumento esencial en la música doméstica y de salón. En este contexto surgieron figuras como Celestina Ledesma Ancioa, nacida en Tafalla durante la etapa en la que su padre, el conocido compositor aragonés Nicolás Ledesma, fue maestro de capilla y organista de la localidad (1809-1824).

Celestina llegó a publicar al menos una obra, sus Divertimientos por todos los tonos mayores y menores preparatorios a las piezas de piano (Bilbao, ¿1879?), que refleja su vinculación con la enseñanza del piano.

Esta música se casó con el organista guipuzcoano Luis Bidaola y fue abuela materna del conocido compositor Luis Guridi Bidaola. Más conocido es el caso de Emiliana de Zubeldía Inda (Salinas de Oro, 1888 – Hermosillo, Sonora, México, 1987), sobre la que hay una biografía de su alumna Leticia Varela y breves investigaciones de otros autores.

Zubeldía fue la primera mujer en conseguir en 1920 una plaza fija de profesora de piano en la Academia de Música de Pamplona.

Formada en la Academia de Música de Pamplona con Joaquín Maya, y en París con la pianista Blanche Selva y con el compositor belga Désiré Pâque, Zubeldía fue la primera mujer en conseguir en 1920 una plaza fija de profesora de piano en la Academia de Música de Pamplona. En 1922 dio un giro radical a su vida, abandonó marido y familia para marchar a París, renunció en 1924 a su plaza de profesora en Pamplona y pasó por Estados Unidos y otros países americanos hasta establecerse definitivamente en México.

En Nueva York y México trabajó con el compositor mexicano Augusto Novaro, creador de un sistema musical basado en principios acústicos y matemáticos. La aclamada carrera internacional de Zubeldía como pianista fue paralela a su labor compositiva, que incluye interesantes obras pianísticas, vocales (muchas de ellas basadas en la tradición folclórica) y sinfónicas.

Fue Premio Nacional de Composición de México en 1957, publicó algunas composiciones y formó a varias generaciones de alumnos en Hermosillo. La mayor parte de su legado sigue inédito, y su música es solo excepcionalmente escuchada en conciertos y grabaciones. Continuará… 

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