Enrique Baquero
Biólogo, investigador del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente
Los centros educativos deberían convertirse en focos de emisión de una buena conciencia ambiental, y fomento de buenas prácticas, convirtiendo a los futuros ciudadanos en actores solidarios que aseguren un escenario en el que toda la humanidad conviva en condiciones de justicia ambiental, económica y social.
En conclusión, la especie humana forma parte del sistema. Actualmente su capacidad de impacto en el medioambiente es superior al de otros organismos, y por lo tanto debe ser muy consciente de su responsabilidad ante esta situación.
El medio se degradará a un ritmo muy considerable.
Si el impacto aumenta (a todas las escalas: personal-ciudadanía, empresa y administración), el medio se degradará a un ritmo muy considerable. Aunque las organizaciones (empresas o administración), son las que más contribuyen en forma de cambio (positivo o negativo), son los ciudadanos individuales los que en último término tienen la responsabilidad.
Como ciudadanos debemos ser conscientes de los ámbitos en los que tenemos esa responsabilidad. A eso se le llama conciencia ambiental, y debe estar inspirada en la solidaridad intergeneracional.