Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
El primero incorporaría las esculturas del titular junto a San Pablo y San Bartolomé en el cuerpo principal y San José en el ático y el segundo contaría con las tallas de San Juan Evangelista y la Magdalena junto a la titular y San Juan Bautista en el ático.
Complemento de todos aquellos retablos fue su dorado y policromía, que se encomendó a Joaquín Suescun de Elizondo, que trabajó en ellos durante varios años. El último elemento que se añadió en la etapa de decorativismo fue el púlpito que se ha conservado in situ. De su construcción se hizo cargo, en torno a 1730, el maestro Vicente de Frías, avecindado en Caparroso y autor de la sillería del monasterio de La Oliva. Se doró y policromó dos décadas más tarde por José del Rey. La “limpieza” de todos aquellos retablos se ha hecho en diferentes momentos.
De hecho, el padre Clavería, en la edición de su estudio de 1919, los había sentenciado con el desprecio de estas frases: “En cuanto a los altares, ninguno llega a la talla para que aquí lo estampemos o le dediquemos alabanzas porque todos ellos descuellan por su maldad, se mire a su arte o a su solo aspecto, fuera del altar mayor, de moderna hechura”. Este último se hizo en 1909 con diseño de Saturnino Eguaras, aunque lo finalizaron los talleres de Arrieta y Artieda en Pamplona, consagrándose la víspera del día 1 de mayo de 1910.
Los tres grandes lienzos tienen como protagonistas la aparición de la Virgen en el centro, y el rey Carlos II y Gonzalo Bustos, padre de los infantes de Lara, que recuperó la vista. Un dato publicado por Biurrun y copiado por Clavería, otros investigadores y nosotros hasta hace bien poco, repite que los realizó José Aróstegui en 1782. Sin embargo, hay que matizar que, según la documentación inédita que manejamos, los pintó en 1787 y que no solo se encargó de los lienzos sino de todos los adornos que a modo de vítores, panoplias y rocallas rodeaban a las pinturas. Así consta en la carta de pago que firmó el citado Aróstegui “profesor en las artes de pintura, arquitectura y dorado” en Ujué el 1 de julio de 1787, tras ser examinadas aquellas obras por Juan Martín Andrés, autor entre otras obras del retablo de la Virgen del Camino de Pamplona.
Continuará…