Javier Bernácer
Investigador en el Grupo Mente-Cerebro, Instituto Cultura y Sociedad (ICS), Universidad de Navarra
La única mención a la mente se da en la última frase, donde se afirma: “El hallazgo de que la acción y el control corporal se combinan en un circuito común podría ayudar a explicar por qué los estados mentales y corporales interactúan a menudo”. Como neurocientífico y filósofo, quedo sorprendido al encontrar ese melón abierto en la última frase, sin que aparezca sustentado en la investigación ni justificado en frases posteriores.
Transmitir la investigación neurocientífica es una responsabilidad. La empresa común de acercar la investigación neurocientífica a la sociedad es apasionante y, a la vez, una responsabilidad. Por ello, uno de los objetivos del Centro Internacional de Neurociencia y Ética (Cinet), de la Fundación Tatiana, es promover una divulgación más realista de la neurociencia, teniendo en cuenta a todos los actores implicados.
La realidad es que todos debemos colaborar para conseguir la excelencia en la divulgación neurocientífica: medios, agencias, instituciones y científicos.
La empresa común de acercar la investigación neurocientífica a la sociedad es apasionante y, a la vez, una responsabilidad.
Titulares aparecidos recientemente en prensa como El revolucionario tratamiento con algas con el que le restauraron parte de la visión a un hombre ciego o Los recuerdos se pueden borrar selectivamente llevan al lector lego a hacerse una idea equivocada del alcance real de la neurociencia, de cómo funciona el cerebro en general y de su integración en el conjunto de la persona. Así es como nacen los terribles neuromitos.
Una investigación en neurociencia puede ser neutra, pero, si uno no tiene cuidado, el modo de hablar de ella en lenguaje coloquial puede dar una idea del ser humano desajustada de la propia realidad biológica. Encontrar maneras creativas y rigurosas de hacerlo contribuirá a orientar a los ciudadanos, a dar prestigio a la ciencia y a generar confianza hacia los científicos y divulgadores.