Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
La documentación de muchas familias ha llegado, por distintas circunstancias, a lugares insospechados. Tal ocurrió con los legajosde un hombre de negocios del siglo XVIII, José de Iriarte y Estañán, establecido en Corella y con amplias relaciones comerciales. Toda su herencia y sus papeles fueron a parar a las Benedictinas de Corella, en donde habían ingresado tres de sus hermanas.
Al abandonar el monasterio y trasladarse las religiosas a Miralbueno (Zaragoza) el archivo y gran parte del patrimonio mueble de la comunidad se mudó de sitio, en 1968 y, más recientemente, en 2022, al monasterio de Jaca.
Con motivo de nuestro estudio sobre el patrimonio material e inmaterial de las clausuras femeninas navarras, pudimos localizar, entre otros documentos, la ejecutoria de hidalguía que nos ocupa, perteneciente al padre del mencionado José de Iriarte y Estañán, Miguel de Iriarte y Erviti, en un grueso volumen lujosamente encuadernado, que contiene el blasón pintado y protegido por un rosáceo tafetán.
Esta ejecutoria se suma a las conservadas de otros corellanos.
El escudo, iluminado a todo color, representa las armas que Miguel de Iriarte y sus hijos José, Benito y Gregorio, obtuvieron por sentencia del Real Consejo de Navarra el 14 de junio de 1738, en la que se reconocía a los demandantes la hidalguía de origen por todos sus abolorios, probando además limpieza de sangre y derecho de uso de escudo de armas como originarios de casa Iriartea en Muguiro en el valle de Larráun y del palacio cabo de armería de Erviti en Basaburúa Mayor.
Esta ejecutoria se suma a las conservadas de otros corellanos que, a lo largo de la segunda mitad del XVII y el siglo siguiente, obtuvieron sentencias favorables para ostentar su escudo, como parte de una nobleza mercantil que, como observan F. J. Alfaro y B. Domínguez, se aficionaron al lujo y la ostentación, al amparo del desarrollo económico.
El blasón de la ejecutoria coincide con el escudo de la casa número 37 de la calle Mayor de Corella, durante tiempo sin identificar y reconocido y publicado por A. Erdozáin. La piedra armera nos sitúa ante la casa de los Iriarte, actualmente muy restaurada, con rica rejería en los balcones, que sigue modelos de la segunda mitad del siglo XVIII. Se trata de un conjunto armónico, de amplio desarrollo horizontal, dos plantas y severidad en sus líneas, lo que hace barajar una gran reforma a fines del Siglo de las Luces sobre la vieja construcción barroca.
Ejecutoria y escudo de alabastro, presentan los mismos motivos en un escudo cuartelado: primero y cuarto, de oro con cuatro palos de gules; segundo y tercero, también en oro, cuatro lobos de sable andantes, uno sobre otro; y escusón de plata, con árbol de sinople y un lobo de sable, pasante al pie del tronco.
Continuará..