lunes , 25 noviembre 2024
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Las mujeres en las artes y las letras en Navarra (II)

Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro Universidad de Navarra

Frente a ese conjunto visible realizado en honor de una noble, otra mujer perteneciente también a la nobleza, pero desde una clausura pamplonesa, la carmelita descalza Leonor de la Misericordia escribía, pintaba y coleccionaba estampas que le remitían sus amigos y parientes desde varias capitales europeas.

Distinguidas mujeres, con más o menos medios, ejercieron el patronato sobre capillas de diferentes templos, para lo cual los dotaron con delicadas piezas, como hizo doña Beatriz de Beaumont y Navarra, que encargó la realización del retablo de la capilla mayor de la iglesia de los Dominicos de Pamplona y promovió las fundaciones de los conventos de Carmelitas Descalzas de Pamplona y Soria.

Doña Brianda de Beaumont, condesa de Lerín, sobresalió en la promoción de las fábricas de las mansiones del Condestable de Pamplona y de Baigorri, residencias de la familia. Otro tanto hizo Juana López de Dicastillo, en la casa de los Mencos de Tafalla. En pleno siglo XVII y por razones de patronato, doña Dionisia de Eguaras ordenó colocar su escudo en el retablo mayor del Carmen de Tudela en 1653.

Doña Brianda de Beaumont, condesa de Lerín, sobresalió en la promoción de las fábricas de las mansiones.

Un capítulo importante lo conforma la donación de alhajas y piezas de plata por parte de mujeres a sus imágenes de devoción o a los monasterios donde profesaron. Los inventarios de los grandes íconos devocionales están repletos de nombres de destacadas mujeres, a fortiori, si tenemos en cuenta que quienes cuidaban de aquellos ajuares solían ser mujeres principales de aquella sociedad del Antiguo Régimen.

Un momento especial para el protagonismo femenino en las artes fue el del siglo XVIII. Sin duda que lo que don Julio Caro Baroja denominó como la hora navarra dejó su huella. La mujer del librero tafallés José de Orta, doña Bernarda Munárriz, sufragó a mediados del siglo XVIII diversas obras para los franciscanos de Olite y Tafalla, encargando algunas al escultor Luis Salvador Carmona.

Algunas obras señeras de aquella centuria fueron posibles gracias a las hermanas y las sobrinas de algunos virreyes navarros en Indias. Destacados retratos de mediados de siglo tienen como protagonistas a mujeres navarras.

La primera mujer académica de honor de la Real Academia de San Fernando, en 1781, fue la pamplonesa Agustina Azcona y Balanza, autora de sendos dibujos para las estampas de la pareja de roncaleses realizadas por Juan de la Cruz, en 1782, para la colección de Trajes de España.

De proyección internacional para el mundo de las artes y la cultura fue la figura de Mª Ignacia de Azlor, nacida en Indias, de ascendencia aragonesa y navarra y con una fortuna nada desdeñable, hizo su noviciado en la Compañía de María de Tudela.
Continuará…

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