sábado , 23 noviembre 2024
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Neuromitos en educación (I)

José Manuel Muñoz y Gonzalo Arrondo
Universidad de Navarra

En los últimos años, hay una tendencia hacia la búsqueda de nuevos enfoques basados en la neurociencia que refuercen la metodología didáctica de los docentes. Sobre todo en las etapas obligatorias de primaria y secundaria. Es lo que algunos denominan “neuroeducación”.

Sin embargo, la comunicación interdisciplinar entre neurociencia y educación no resulta sencilla. A menudo se ve contaminada por la presencia de mitos, cuya aceptación puede resultar nociva para el aprendizaje, e incluso para la salud.

Importantes trabajos realizados con docentes de diversos orígenes geográficos y culturales (Reino Unido, Países Bajos, Grecia, Turquía, China) han estudiado la prevalencia de esos neuromitos dentro de las comunidades educativas.

No debemos esperar, por tanto, que el uso de herramientas de entrenamiento como el neurofeed- back en individuos sanos vaya a despertar nuestro ”cerebro
dormido“.

Los tipos de mitos son muy variados y pueden relacionarse con el funcionamiento cerebral en general, la relación entre biología y comportamiento, o directamente con intervenciones educativas supuestamente basadas en el conocimiento neurocientífico.

Un mito altamente extendido sobre cómo funciona el cerebro es la afirmación de que los seres humanos utilizamos solo el 10 por ciento de este órgano. Parecería que si sabemos cómo estimular nuestras partes inactivas podremos lograr un mayor rendimiento intelectual.

Por supuesto, dicha afirmación es rotundamente falsa: aunque en ciertas circunstancias puede haber algunas regiones que no estén trabajando, casi en todo momento el cerebro se encuentra activo en su totalidad.

Además, no parece haber una relación directamente proporcional entre el grado de activación del cerebro y su rendimiento. No debemos esperar, por tanto, que el uso de herramientas de entrenamiento como el neurofeedback en individuos sanos vaya a despertar nuestro “cerebro dormido” ni que, gracias a ello, vaya a convertirnos en genios.

De los neuromitos centrados en relacionar comportamiento y biología, son llamativos los que tienen que ver con la ingesta de alimentos y bebidas. No solo abundan entre los docentes, sino que también son altamente respaldados por muchos padres.

Es frecuente oír que los estudiantes que consumen bebidas y aperitivos azucarados padecen una pérdida en su nivel de atención, llegando incluso a sufrir hiperactividad. Nada más lejos de la realidad si atendemos a sólidos estudios que muestran que el azúcar no tiene un efecto significativo en el comportamiento y el rendimiento intelectual de los niños.

Continuará…

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