viernes , 22 noviembre 2024
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El declive de la lectura

Por: Gerardo Castillo Ceballos
Profesor de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra

La pérdida de interés por la lectura (sobre todo en los jóvenes) está aumentando a pasos agigantados. Cuatro de cada diez españoles son “inmunes a los encantos del libro”. Esa es la conclusión principal del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en la España de 2017, perteneciente a la Federación de Gremios de Editores de España. Cada vez hay menos bibliófilos (amantes de los libros y de la lectura) y más bibliófobos (temerosos de los libros debido a experiencias lectoras negativas; también por verlos como algo obsoleto que choca con los nuevos modos de información). La afición a la lectura no se consigue por imposición ni por competición; da más resultado tener libros en casa sobre temas diversos, incluidos cómics; que estén al alcance de los hijos; ver leer a los padres y hermanos y permitir la libre elección del libro.

No se suelen mencionar dos causas del desinterés por la lectura que, en mi opinión, son muy importantes. La primera es el apresuramiento que caracteriza a la vida actual. Los jóvenes aman la excesiva velocidad, pero hay algo más preocupante: la prisa. Lo peor no es que se quemen las etapas en un viaje por carretera, sino que se quemen las etapas de la vida misma.

Esa es una vida en la que se tiene la impresión de que no tenemos tiempo para leer un libro o para mantener una conversación sosegada con un amigo. Una segunda causa: los medios de comunicación digital y la amplia oferta de entretenimientos en sus plataformas, al alcance de cualquiera y sin ningún esfuerzo, hace que los estudiantes hayan ido perdiendo el hábito de lectura. Ello origina deficiencias en el vocabulario, en la ortografía y en la expresión oral y escrita, que están muy relacionadas con el fracaso escolar. La adquisición de conocimientos a través de la lectura tiene un valor único, debido a que mantiene la mente activa y estimula diversos procesos cognitivos. Sugiero a los jóvenes poco aficionados a los libros que lean dos conocidas novelas. Una es “Matar un ruiseñor”, de Harper Lee; la otra se titula “La isla del tesoro”, de Robert L. Stevenson. Este puede ser el primer paso para crear una relación con miles de nuevos amigos que siempre tienen tiempo para quien llama a su puerta: los libros.

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