sábado , 23 noviembre 2024
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Apuestas deportivas y adolescentes ludópatas

Por: Gerardo Castillo Ceballos, Profesor de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra.

Hace tres años, la vida del joven Roberto cambió por completo. Un click para descargarse una aplicación en la que podía ver al momento los resultados de los partidos de fútbol y apostar de forma instantánea, fue el gran error de su vida. Actualmente, como consecuencia de su adicción al juego, ligada a deudas y hurtos, se ha quedado sin trabajo, su novia le ha dejado y sus amigos le han dado la espalda.

Los juegos de azar son una verdadera diversión cuando hay  autocontrol y disfrute, mientras que dejan de serlo cuando conllevan descontrol y  malestar. En el segundo caso suele iniciarse un proceso que se encamina hacia el juego patológico.

La ludopatía es un impulso irreprimible de jugar apostando dinero. La Asociación de Psicólogos de los Estados Unidos la considera un trastorno del control de los impulsos. Para otros organismos es una “adicción sin sustancia”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha reconocido como una enfermedad.

Las apuestas deportivas online se han convertido en la principal causa de la caída de los adolescentes y jóvenes en el pozo de la ludopatía. ¿Por qué esas apuestas les atraen tanto? Por varios motivos: estar ligadas a espectáculos deportivos, fácil acceso, posibilidad de jugar de forma anónima, ganar dinero rápido y hacer apuestas con pocos euros.

¿Cómo  reconocer un caso de ludopatía? Síntomas habituales: repetidos intentos de dejar el juego sin conseguirlo, síndrome de abstinencia cuando no se puede jugar, ocultación a la familia de las cantidades jugadas, intento de recuperar las pérdidas del juego con más juego.

Las casas de apuestas son legales y, además, no permiten apostar a menores. Pero hay un hecho comprobado: las apuestas deportivas se inician en edades cada vez más tempranas. A los 12 años muchos adolescentes están ya apostando y bastantes llegan a ser ludópatas. ¿Qué está ocurriendo?

  1. Los adolescentes se valen de estratagemas para darse de alta. Por ejemplo, recurren a amigos mayores de edad: “Yo he apostado siendo menor en varias casas de apuestas sin ningún problema; utilizo el número pin que me da un amigo que es mayor que yo”.
  2. Están muy presionados por una publicidad asfixiante y abusiva que les incita a probar las apuestas. Incluye utilizar deportistas de élite como reclamo de las campañas, así como un bombardeo de anuncios en las retransmisiones deportivas y en recintos donde acuden espectadores de todas las edades.
  3. En algunos casos, las autoridades han permitido que se pongan casas de apuestas al lado de un colegio.
  4. Se incita a apostar por primera vez “regalando”  200 o más euros (se trata de una cantidad virtual y se exigen unos requisitos casi imposibles para poder cobrarla: debe invertirse en apuestas arriesgadas y en un corto período de tiempo).
  5. Algunos locales de apuestas deportivas tienen aspecto de un “bar” donde coinciden mayores y menores de edad, supuestamente para tomar una cerveza. Ese encuentro en un lugar de juego camuflado propicia que muchos menores acaben apostando valiéndose de ayudas de algunos mayores.

Es incomprensible la tolerancia social y la pasividad de algunos padres ante ese tipo de marketing del juego y la carencia de una educación preventiva, vinculada a la creación de buenos hábitos en el tiempo libre. Al menos, los padres debieran colaborar con las asociaciones de ex ludópatas que defienden a sus hijos.

Hay que evitar ciertos mensajes que llegan a los hijos en el ámbito familiar, como, por ejemplo, que ganar en la lotería o en el bingo resolvería los problemas familiares; en cambio es muy conveniente hablar de que el mejor premio es el trabajo y el ahorro, y que con los juegos de apuestas a la larga siempre se pierde.

Para combatir la ludopatía, los expertos aconsejan combinar el tratamiento personalizado con la terapia en grupo. “Jugadores anónimos” es un tratamiento similar al de “Alcohólicos anónimos”, basado en la ayuda mutua entre los pacientes.

La terapia cognitivo-conductual reduce los síntomas y las urgencias relacionadas con el juego. Se centra en la identificación de los procesos mentales relacionados con una posible ludopatía. Además, utiliza técnicas de adquisición de competencias orientadas al rechazo del juego patológico y a la prevención de recaídas.

El factor clave para la curación de la ludopatía es la voluntad del paciente. Se logrará más fácilmente si la educación de la voluntad se inició en la infancia. Un objetivo básico es que el adolescente se habitúe a decir NO a las invitaciones para  apostar dinero. Solo se rehabilita quien quiere hacerlo.

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