sábado , 23 noviembre 2024
Inicio La ética en Oppenheimer (II)

La ética en Oppenheimer (II)

Sofía Salas Ibarra

Profesora titular, Centro de Bioética, Facultad de Medicina

En el caso de Oppenheimer, existe una evidente tensión entre el deber del científico que ha sido contratado para una labor específica y la ética de los resultados previsibles de su descubrimiento. Algunos han justificado la necesidad de lanzar la bomba atómica para dar así término a la Segunda Guerra Mundial, puesto que con esto se habrían ahorrado más vidas.

Otros científicos de la época (como Robert Wilson, Joseph Rotblat e incluso Bohr) comenzaron a manifestar preocupación ética respecto de los objetivos finales del proyecto, que se alejaban de la necesidad de derrotar a Alemania y se acercaban al deseo de “ganarle” a los rusos la carrera por el control nuclear.

Como han señalado otros autores, es difícil determinar si la responsabilidad primaria es de los que desarrollaron estos medios de destrucción masiva o de aquellos que decidieron usarlos, pero parece insoslayable el papel que los científicos tuvieron en crear armas de destrucción masiva.

La ciencia ha sido siempre un factor moral.

Tal como en su momento reflexionó Edmund Husserl, la ciencia ha sido siempre un factor moral, contribuyendo a la humanización e ilustración de la cultura humana, a la realización de la idea de los seres humanos como ciudadanos razonables de una sociedad humana. Pero, en la era de la física cuántica, precisamente por lo exitosa de la investigación científica, se ha convertido en una amenaza para la civilización.

Ha quedado en evidencia, una vez más, que ni la ética ni la política humana son capaces de “dominar el poder tecnológico desatado por la ciencia”. En su discurso de despedida a los científicos de Los Álamos (noviembre 1945), Oppenheimer señala: “No podemos olvidar nuestra dependencia de nuestros semejantes.

Me refiero no solo a nuestra dependencia material, sin la cual ninguna ciencia sería posible, y sin la cual no podríamos trabajar; me refiero también a nuestra profunda dependencia moral, en el sentido de que el valor de la ciencia debe estar en el mundo de los hombres, en el que están todas nuestras raíces”.A fin de cuentas, de poco vale una ciencia que vaya en contra del futuro mismo de la humanidad.

Artículos relacionados

REVISTA VIERNES

Dibujó y construyó la tradición visual que revive historias

Con más de 60 años de trayectoria de la plástica guatemalteca, Roberto...

EN EL PAÍS

Arévalo se reúne con presidente del OJ

El mandatario Bernardo Arévalo sostuvo una reunión de trabajo con el presidente...

ARTES

Del paso del tiempo, la vulnerabilidad y resiliencia, escribe Ricardo Arjona en su nuevo disco

El cantautor y compositor guatemalteco Ricardo Arjona sorprende a su fanaticada con...

DEPORTES

Flick confirma que Lamine será baja en Vigo

Sant Joan Despí, EFE.- El entrenador del Barcelona, Hansi Flick, confirmó este...